Convenio entre la Carrera de Trabajo Social y el Ministerio de Desarrollo Social para ir en ayuda de la gente, descongestionar oficinas de Chile Atiende y cumplir con el distanciamiento social en pandemia.

Durante la pandemia, muchas fueron las personas que llegaron hasta las oficinas de Chile Atiende, en busca de ayuda y orientación, generándose largas filas que podrían repercutir en aumentos de contagios por COVID-19. Ante esto, el Ministerio de Desarrollo Social hizo un llamado a diversas instituciones a prestar apoyo, al cual respondió la Carrera de Trabajo Social de la Universidad Santo Tomás Santiago con sus estudiantes de cuarto año.

Yo lo vi como una oportunidad de experiencia y, al mismo tiempo, contribuir con la crisis social y sanitaria. En un comienzo fue muy agotador por la cantidad de gente que asistía, pero con los días ya me he ido acostumbrando al tipo de trabajo bajo presión”, afirmo Catalina González, una de las tomasinas que acudió a prestar ayuda.

Su compañera de carrera Sofía Cornejo, destacó que “es satisfactorio poder ayudar a las personas en general (…), así como también orientar en aspectos básicos como lo es ocupar el Internet, ya que hoy en día casi todo está siendo digitalizado y nuestros adultos mayores, entre otros usuarios, quedan excluidos del sistema”.

Camila Riquelme, por su parte, aseguró que “ha sido toda una travesía, un conjunto de emociones y experiencia práctica, tanto en lo personal como en lo profesional. Estar inserta en una institución que en la normalidad atiende las necesidades y urgencias de las personas es complejo. En pandemia se ha triplicado, debido a la urgencia económica y social que dejó ver la crisis sanitaria”.

Labor gratificante

El trabajo encomendado por el Ministerio de Desarrollo Social era muy importante y las estudiantes tomasinas lo tenían claro.

“Es fundamental nuestra labor para que las personas tengan acceso a la información de manera clara y rápida, puedan resolver sus dudas e irse a su casa o trabajo”, manifestó Camila.

Además, sostuvo, “se ahorra tiempo de espera, ya que es mucha la gente que se atiende diariamente, principalmente adultos mayores, muchas veces por el desconocimiento en torno al uso de los aparatos electrónicos avanzados o por el no acceso a éstos, siendo ellos la población de más riesgo a contagio”.

Pese a la ardua labor que realizaba, los sentimientos de Camila eran “de un corazón lleno como se dice, es orgullo por el trabajo realizado y, además, felicidad y empatía».

Muchas veces, las personas vienen en crisis que se te hace un nudo en la garganta, pero gracias a que una trata de brindar contención con tan solo escuchar, las personas se van agradecidas”.

Similar sensación que tuvo Carolina, quien la calificó de “inexplicable. Siento que me llena el corazón, me gusta lo que hago. Es reconfortante”.  Mientras que Catalina definió la experiencia como “gratificante. Estoy aportando en esta crisis”.