Bajo el lema “Ciencia y Salud para transformar el mundo”, la actividad reúne a estudiantes de enseñanza media de toda la Región del Maule, quienes además, participan con proyectos propios.

Con la conferencia inaugural denominada “Lecciones para la vida post pandemia” se dio inicio el martes 12 de octubre a la III Feria de Ciencia y Salud de la Universidad Santo Tomás Talca, cuyo lema enmarcado en el foco estratégico institucional de conexión e impacto con la comunidad, fue “Ciencia y Salud para transformar el mundo”.

La actividad destinada a estudiantes de enseñanza media de los distintos colegios y liceos de la Región del Maule, contó con la presencia del director académico de la UST Talca, Víctor Cancino, quien se refirió a cómo la pandemia nos ha enseñado la importancia de la ciencia y la salud.

“En este contexto la ciencia y la salud pasan a ser elementos fundamentales para seguir progresando y creciendo no solo en términos económicos, sino también en un desarrollo integral y sustentable. Esta feria se ha transformado en un espacio de divulgación de la ciencia y el conocimiento y este año nos enfocamos en los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU porque nos plantea un gran desafío”, comentó.

La conferencia inaugural estuvo a cargo del Dr. Gabriel León, Bioquímico de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Doctor en Biología Celular y Molecular de la misma casa de estudios; fue académico e investigador en la Universidad Andrés Bello en el período 2008-2015 y fue premiado por la Sociedad de Biología Celular de Chile y la Sociedad de Bioquímica y Biología Molecular de Chile. Actualmente se desempeña como asesor y consultor científico independiente, es miembro del Comité Asesor de Centros de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo y se dedica a la comunicación de la ciencia en diferentes espacios y medios; y es autor de los libros de divulgación científica “La Ciencia Pop”, “La Ciencia Pop 2”, “¿Qué son los mocos?” y “¿Por qué los perros mueven la cola? Y otras preguntas raras que hago a veces”.

El Dr. León comenzó contextualizando a los estudiantes conectados vía Teams, en cómo a través de la historia mundial el hombre se ha enfrentado a las pandemias y a las enfermedades en sí, explicando la formas antiguas que se utilizaban para curar ciertas dolencias y cómo se fue descubriendo, por ejemplo, la importancia del lavado de manos en la medicina.

“Si no estamos preparados para la siguiente pandemia, considerando que todavía no termina la actual, nos puede pilar tan desprevenidos como estábamos ahora aun cuando teníamos mucha información sobre lo que nos podría ocurrir. En la Edad Media por ejemplo, no teníamos idea por qué la gente se enfermaba, las  personas convivían de forma cotidiana con la muerte. Antes de 1850 la esperanza de vida no superaba los 30 años, pero después del 1900 algo pasó que hizo cambiar radicalmente esta curva. En el 1700 las bacterias ni los virus existían para las personas y se sabía muy poco sobre el funcionamiento del cuerpo humano. Lo que produjo el cambio al inicio del siglo XX básicamente fue la ciencia, un médico húngaro a cargo de las clínicas de maternidad de Viena se dio cuenta que de cada 10 mujeres que paría, una o dos morían por fiebre, ya que no se conocían las infecciones. Las que más morían eran las atendidas por estudiantes de medicina hasta que este médico se dio cuenta que estos estudiantes utilizaban cadáveres para aprender anatomía y no se lavaban las manos después de manipularlos y antes de atender a las mujeres, ya que no era costumbre en esa época y tampoco existían los guantes. Allí se ordenó que todos los médicos se lavaran las manos antes de un parto y cambió la tendencia y las mujeres dejaron de morir”, explicó.

En la misma línea el científico explicó que el último gran encuentro de la humanidad con una enfermedad devastadora fue en 1918 con la pandemia de influenza que dejó como saldo 50 millones de muertos y más de 500 millones de contagios, en una época donde la población mundial era de alrededor de mil 500 millones de personas.

“La gran diferencia con lo que ocurre hoy es que en esa época nadie supo qué fue lo que mató a todas esas personas porque en esa época no se sabía que la influenza era causada por un virus, eso recién se descubrió en 1933. Recién en 1939 fuimos capaces de ver un virus con la invención del microscopio electrónico y solo en 1997 los científicos supieron cuál había sido el virus que causó la pandemia de influenza de 1918. Esto nos lleva a nuestra actual pandemia que tuvo un aperitivo en el 2002 con un brote del denominado virus SARS, generó ocho mil casos en el mundo y 800 muertos, es decir, casi un 10% de letalidad”, agregó.

Quienes se dedicaron a estudiar este virus pudieron determinar el año 2007 que los murciélagos estaban llenos de coronavirus, según relató Gabriel León, y hacen ver en su estudio que esta era una bomba de tiempo.

“A pesar de la advertencia no estábamos preparados. El 2019 reapareció el SARS de la mano de otro virus llamado SARS-COV2 y la enfermedad llamada COVID-19. Hasta ahora llevamos 238 millones de casos en el mundo y algo así como cinco millones de muertos, que es la población completa de un país pequeño. Es importante hablar sobre las lecciones que esto nos deja aun cuando la pandemia no se ha acabado”, puntualizó.

La primera de ellas tiene que ver con la vigilancia, lo que implica monitorear los entornos que permitan el paso de virus desde los animales a los humanos; la segunda es rescatar el valor de las vacunas y cómo la investigación científica que nace en universidades se ha convertido en el insumo más importante de este desarrollo tecnológico; y la última lección “y tal vez la más importante de la pandemia tiene que ver con que cada vez que se destruye un bosque, los animales que vivían ahí no desaparecen, se cambian de casa y quedan más cerca de las personas, esos animales tienen sus propios virus y por eso esos virus tiene  ahora la mayor chance de pasar hacia los humanos”.

“El gran problema con la idea de que la naturaleza es indestructible es que sencillamente no es cierto. Una vez que los economistas se den cuenta de este error, podría revolucionar la forma en que calculamos el progreso económico o su falta particularmente en los países en desarrollo. El desafío es comenzar a pensar en un futuro que sea más sostenible y esto tiene todo que ver con la pandemia”, concluyó.

Las actividades continúan este jueves con los talleres Tips para fortalecer la salud y el autocuidado en la adolescencia, Comunicación y audición: su importancia en la inclusión social y la mesa redonda Ciencia y Salud para transformar el mundo. Posteriormente se realizará la premiación de los proyectos presentados.