La tercera sesión del ciclo de enfermedades zoonóticas, en esta oportunidad estuvo enfocado en infecciones generadas por animales de producción, con énfasis en el ganado bovino.

El ciclo de conferencias “Una Salud y Zoonosis: ¿Qué enfermedades nos pueden transmitir los animales?”, de la Escuela de Medicina Veterinaria UST, dedicó su tercera charla a enfermedades zoonóticas transmitidas por animales de producción. En esta ocasión se enfocó en la tuberculosis bovina y la brucelosis.

En el caso de la tuberculosis, se trata de una enfermedad muy presente en la ganadería, concentrada principalmente en rebaños lecheros de gran tamaño, y la cadena de producción de alimentos en la industria agroalimentaria, donde se genera productos alimenticios de primera necesidad para la población. Por lo tanto, la calidad de su producción es tan importante desde el punto de vista de la calidad como de la seguridad alimentaria.

El médico veterinario y académico de UST Viña del Mar, William Césped, explicó que la tuberculosis es una enfermedad reemergente y de gran impacto mundial, que está concentrada principalmente en rebaños lecheros de gran tamaño. “Una de las principales causas de diseminación de la enfermedad es la comercialización o la incorporación de animales desde rebaños que están infectados”, apuntó.

“La tuberculosis es una enfermedad infecciosa crónica de tipo granulomatosa y que está generada por bacterias específicas del género mycobacterium. Puede afectar al hombre y a un sinnúmero de especies animales”, describió el especialista en producción animal ganadera.

Especificó que en seres humanos provoca una enfermedad pulmonar y extrapulmonar, además de la posibilidad de algunas reacciones inflamatorias exudativas que resultan en procesos de caseificación y calcificación. Puntualmente, el agente etiológico para la tuberculosis bovina es el mycobacterium bovis, que tiene potencial zoonótico y una incidencia aproximada de un 3%.

La transmisión de la infección a humanos no relacionados con la ganadería, se produce por vía alimentaria, mediante la ingesta de leche y derivados y otros productos que no han sido apropiadamente tratados y están crudos. “También se puede dar la transmisión por contacto directo con animales enfermos, por vía aérea a través de microgotas que contienen la bacteria, y también a través de heridas, abrasiones y la conocida “verruga del carnicero”, una enfermedad de tipo profesional”, completó el experto.

Para prevenir el contagio, Césped recomienda la pasteurización de la leche antes del procesamiento o antes del consumo, y también antes de la elaboración de los productos lácteos. “También un punto crítico de control y prevención es a nivel de las plantas faenadoras donde se realiza la inspección sanitaria de los animales”, agregó. Los ejemplares contaminados deben ser decomisados y apartados, dicta la normativa del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).

Brucelosis, una pandemia silenciosa

La segunda charla de esta conferencia abordó la brucelosis, una enfermedad zoonótica infecciosa causada por agentes bacterianos y que afecta principalmente a bovinos, cerdos, ovinos, caprinos y caninos. El académico Medicina Veterinaria UST Puerto Montt, especificó que se trata de una “bacteria del tipo gram negativo, un cocobacilo que tiene la característica de ser inmóvil y una de sus grandes características es que produce un ataque intracelular dentro de los mismos macrófagos. Es de crecimiento relativamente lento y es resistente a las células fagocitarias”.

Su principal característica es que ataca a los sistemas reproductivos, sobre todo de las hembras, atacando al útero. Y la principal excreción del microorganismo es a través de la leche y descargas uterinas. Los principales signos clínicos son aborto, retención de placenta, metritis, artritis y orquitis, teniendo además una considerable diseminación silente (casos asintomáticos).

“Básicamente es una pandemia que está en todo el mundo, pero focalizada principalmente en el Medio Oriente, los Balcanes y África Central, teniendo como promedio a nivel mundial, una casuística de 500 mil casos al año”, cifró el docente.

Riquelme apuntó que los principales riesgos de contagio para humanos están en el consumo de leche cruda contaminada (cualquier producto lácteo no pasteurizado o desinfectado), también en el contacto directo con fetos abortados y/o descargas uterinas (enfermedad profesional en operarios agrícolas o médicos veterinarios) y un 3% que corresponde a inhalación de aerosoles contaminados (principalmente en ordeñadores).

Y el médico veterinario concluyó su exponencia desglosando los síntomas que produce la brucelosis en humanos: “Fiebre continua o intermitente, sudoración, fatiga, insomnio, inapetencia, escalofríos, impotencia sexual, orquitis (inflamación testicular), cefalea, y en alrededor de un 12% de los casos se presenta meningoencefalitis, endocarditis y lesiones osteoarticulares”.