Profesionales de la salud analizaron el valor de la simulación clínica en medio de la pandemia

Tres expertos internacionales abordaron los distintos desafíos y reordenamientos que ha experimentado la que probablemente sea la parte más crítica de la formación de un profesional de la salud.

Es otra cara de la “primera línea” en el combate contra la pandemia del Covid-19. La simulación clínica se ha visto desafiada al máximo ante el fuerte incremento de la cantidad de médicos y enfermeros necesitados para hacer frente a la contingencia. Las instituciones de salud debieron echar mano a todos los recursos disponibles y también ingeniárselas para generar nuevos profesionales capaces de trabajar con instrumentos de alta complejidad.

En el seminario web “Simulación clínica online: Retos y desafíos en el aprendizaje de los estudiantes”, organizado por la Facultad de Salud de la UST, se analizaron los desafíos y cambios que ha planteado el confinamiento en cuanto las metodologías para la formación de los futuros doctores.

La simulación clínica permite realizar una práctica profesional de manera segura, eficaz y controlada. Así, el estudiante o profesional de la salud interactúa con una serie de elementos, en una realidad simulada con los que aprenderá a resolver situaciones clínicas con las que se podrá encontrar en su carrera. Además de educar, también tiene por objetivo evaluar y mejorar el trabajo en equipos de salud. Pero en el marco de la actual pandemia, la manera de educar ha cambiado.

Juan Manuel Fraga, médico cirujano y Director del Cancer Center Tec 100, de México, señaló que

“el Covid-19 ha generado nuevas maneras de enseñar, de aprender y compartir. Esta circunstancia abre oportunidades para innovar, explorar y experimentar, y así mejorar las estrategias educativas”.

Así mismo, el doctor ahondó en que se hizo necesario reevaluar el plan de aprendizaje, analizando lo que se enseña: ver qué se puede enseñar, eliminar lo que sirva menos, agregar nuevos contenidos relevantes y luego encontrar la metodología apropiada para impartirlos.

Aprendizaje significativo

En la misma línea, el doctor especialista en educación médica, Adalberto Amaya, abordó la simulación desde el “aprendizaje significativo” y coincidió en que la educación cambió en el último tiempo. Explicó que la pedagogía que antes solía ser heteroestructurante (centrada en el profesor), luego pasó a ser autoestructurante (donde el estudiante, mediante ciertos lineamientos, ve cómo lograr su formación) y que actualmente vamos en camino hacia una pedagogía interestructurante (unión entre estudiante, docente y medios, como internet o el e-learning).

“La simulación forma parte de esta pedagogía interestructurante, pero esto no quiere decir que la simulación sea la solución al problema de práctica, sino que sirve para facilitar ciertas competencias. Cada arista debe mantener su espacio”, afirmó el facultativo colombiano.

Esta figura de aprendizaje -como detalló Amaya- crea estructuras cognitivas con la relación entre la nueva información y las ideas previas. Estas también suponen condiciones; una actitud por parte del estudiante y una significación de todo el material que se le está dando, para que lo incluya y lo jerarquice en su pensamiento, y que de esta manera le quede una representación mental clara, que la asimile, la organice y pueda ejercer puentes cognitivos que lo lleven a aplicar todo este conocimiento a la realidad.

La importancia de la simulación en la Asistencia Pública de Santiago

Por su parte, la enfermera y matrona Claudia Morales, que se desempeña como encargada de la unidad de simulación clínica de del Hospital de Urgencia de la Asistencia Pública de Santiago (HUAP), aterrizó este cambio a su experiencia en dicho centro asistencial: “Enfrentamos la reconversión de camas para recibir a los pacientes Covid, pero no basta con tener la unidad, camas y ventiladores; lo que necesitábamos era tener personal entrenado para poder atender estos pacientes críticos”.

Así, en la ex Posta Central se realizó un extenso proceso de selección de profesionales de Enfermería que partió con la selección de 563 currículums, pero notaron que muy pocos contaban con cursos de ventilación mecánica (15%) y pacientes críticos (18%). Con esto y los filtros de evaluación teórica y luego práctica, finalmente ingresaron 163 personas. Además, en junio decidieron incluir en su personal a 179 internos de Enfermería para hacer frente al peak de contagios.

“Debimos comenzar a trabajar con escalonamiento clínico, designando los enfermeros más ‘antiguos’ a tareas de experto con toma de decisiones críticas y a los más jóvenes dedicados a tareas más básicas”, relató Morales.

“Con lo que más contábamos era personal novato, entonces y aquí entró en juego la simulación, porque ya no quedaban más enfermeros disponibles y nos encontrábamos en el peak de la ola y con la urgencia de formarlos para atender pacientes críticos. Se realizó simulación clínica presencial para su preparación, con muy buenos resultados”, concluyó satisfecha con el entrenamiento y la reestructuración organizativa que tuvieron que implementar.