¿Cómo podemos ayudar a proteger a los perros callejeros del frío y la lluvia durante el invierno?

Gonzalo Chávez, académico de la Escuela de Medicina Veterinaria de UST Viña del Mar, relativiza la efectividad de ponerles ropa o construirles refugios en la vía pública. Señala que lo ideal sería preocuparse de su manejo sanitario para prevenir enfermedades.

Se acerca el invierno y aunque las lluvias todavía no asoman por la zona central del país, los amantes de los animales saben que es una época complicada para ellos, especialmente para los que no tienen un hogar. Los perros callejeros sufren con las bajas temperaturas y muchas veces la gente busca protegerlos confeccionándoles ropa o construyéndoles refugios, sin saber qué tan efectivas son estas iniciativas. Gonzalo Chávez, académico de la Escuela de Medicina Veterinaria de Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar, entrega algunas recomendaciones al respecto.

De partida, el especialista en etología clínica veterinaria reconoce que el invierno es una época difícil para los perros en condición de calle (concepto que abarca a callejeros, vagabundos y comunitarios) por una razón obvia: el frío. “Uno pensaría que son más resistentes al frío que los humanos porque el pelaje les permite aislarse de las temperaturas extremas, lo que no deja de ser cierto, pero igual sienten frío. Y las bajas temperaturas favorecen la aparición de algunas enfermedades infectocontagiosas como la tos de las perreras o el parvovirus. Los perros están más vulnerables en estas fechas”, indica.

El problema se agrava porque estos perros corren el riesgo de no recibir ayuda en el momento oportuno. “Es cierto que existe un grupo no despreciable de personas que se preocupan de ellos, pero esa preocupación no es permanente. Eso quiere decir que si un perro requiere de atención médica, no necesariamente la va a recibir en el momento en que más la necesita, a diferencia del perro que vive como mascota”, explica.

Ropa y refugios para perros callejeros

Pensando que mucha gente opta por “vestir” a los perros callejeros con capas, cuellos o incluso chalecos, Gonzalo Chávez advierte que estas soluciones no son muy recomendables. “Puede ser que el perro se habitúe a usar esa ropa, pero muchas veces eso puede dificultar la comunicación entre ellos. Por ejemplo, cuando se les paran los pelos si están molestos. Si otro perro no puede ver esa señal, genera confusión”, dice.

Además, agrega que la gente tiende a vestir a los perros, pero luego se olvida de ellos: “Hay que pensar que en estos días la variación térmica es súper amplia, pasamos del calor casi primaveral de un día al frío del día siguiente. Imagínate un perro usando un cuello de polar cuando hay 25 grados o que tenga que andar con la misma capa por tres meses. Eso obviamente les afecta”.

Otro punto a considerar es la lluvia. “El pelaje de ellos tiene la capacidad de recuperarse rápidamente cuando se humedece, pero si encima tiene una capa que se ensucia, se embarra y demora en secarse, eso atenta contra su bienestar”, aclara.

El académico de UST asume que, a pesar de las advertencias, muchas personas igual querrán vestir a sus mascotas. “Ahí la única recomendación es usar una capa muy sutil y ojalá de un color similar al pelaje. Pero hay gente que les compra enteritos, pantalones, chaquetas y hasta alitas solo para darse un gusto”.

¿Y respecto a los refugios que algunas personas instalan en lugares donde abundan perros callejeros? En este punto, Chávez no es tan categórico porque “si bien la norma prohíbe que se les construyan refugios en la vía pública, tampoco podemos desentendernos del bienestar de esos perros porque en definitiva nosotros somos responsables directos de que estén en las calles. Yo creo que esos refugios no resuelven el problema, pero al menos le entregan al perro en condición de calle una opción más”.

La clave es el manejo sanitario

Dicho todo esto, el médico veterinario opina que lo ideal sería preocuparse del manejo sanitario de los perros callejeros, es decir, tomar las medidas preventivas para evitar que se enfermen durante el invierno.

“Si uno tiene la intención y la disposición para ayudar, es mucho más responsable hacerse cargo del perro del vecindario (comunitario), con el que uno tiene un contacto más permanente y va a poder sacarle el chaleco si hace calor, lavárselo, etcétera. Por otro lado, hay que preocuparse del manejo sanitario del perro, porque en invierno los animales se enferman igual que nosotros y también necesitan de medicinas preventivas. Entonces, probablemente lo que necesita más ese perro es recibir sus vacunas para prepararse para las enfermedades. Esa es una ayuda concreta”, señala.

Por último, Chávez insiste en que “a veces perdemos el norte por culpa de nuestra buena voluntad. Muchas personas se quedan tranquilas poniéndole una capa a un perro, pero un animal no necesita solo eso. Y ojalá que la ayuda que entregamos pudiera ser permanente”.

¿Y las mascotas de casa?

Y así como para los perros en condición de calle se sugieren los cuidados anteriormente mencionados, para los perros y gatos que sí tienen un hogar, el académico de UST Viña del Mar comparte otras recomendaciones en el siguiente enlace.