El doctor Juan Saavedra Vásquez presentó la conferencia “Liturgia de la intervención social” en la Inauguración de Año Académico de la Escuela de Trabajo Social de UST Viña del Mar.

“Lo primero es dejar de pensar en el neoliberalismo como un grupo de banqueros malvados que están tratando de conquistar el mundo”. La frase, directa como tantas otras que compartió en su exposición, pertenece al Doctor Juan Saavedra Vásquez, quien presentó la conferencia “Liturgia de la intervención social” en el marco de la Inauguración de Año Académico de la Escuela de Trabajo Social de la UST Viña del Mar. Tomando como punto de partida la revisión de los discursos presidenciales entre 1981 y 2010, el académico analizó la manera en que el régimen neoliberal se instaló en nuestro país, cómo se ha desarrollado durante más de tres décadas y por qué parece tan difícil reemplazarlo.

El Trabajador Social y Doctor en Ciencias Humanas señala que, por definición, el neoliberalismo es un régimen de generación de riquezas, lo que esconde un gran detalle: la riqueza no permite igualar a los sujetos. Por el contrario, y dicho de otra manera, “soy rico solo cuando tengo más que otros”. Y si esta sentencia parece tan obviamente conflictiva, surge la pregunta de inmediato: ¿por qué lo aceptamos y no hacemos nada por cambiarlo?

“Cuando se habla de neoliberalismo se tiende a pensar que todo viene de la Escuela de Chicago, pero se olvida la otra variante, la europea, la socialdemócrata, que también le otorga un sustento ideológico conceptual al neoliberalismo”, explica, agregando que “en el fondo, hoy el poder está concentrado en grupos que, en menor o mayor medida, están sustentando el régimen”.

Precisamente, en su libro “Liturgia de la intervención social”, Saavedra apunta que “el gobierno de Piñera fue el más auténticamente liberal, de hecho él lo expresaba así, pero los otros también creen en el neoliberalismo, pero en su variante europea, entonces culturalmente siguen siendo de izquierda, pero mercadistas”.

Falta de alternativas

Según comenta, el neoliberalismo está tan arraigado en Chile, que mucha gente se declara feliz a pesar del estrés que le genera vivir pensando en generar riquezas. “Es una paradoja. Por un lado me estresa vivir en un régimen neoliberal, pero igualmente lo hago. ¿Por qué? Porque la valoración individual de cada uno tiene que ver con su nivel de riqueza. Piensa en los narcotraficantes, se quedan en la misma población para demostrar que tienen más, construyen una casa descomunal, compran autos de lujo y los estacionan en la calle, porque la idea es que se note la desigualdad que a ellos los ha favorecido”,  teoriza.

No hay alternativa visible, contingente ni convencimiento para cambiar el régimen neoliberal. Hace unos días se publicó una encuesta que decía que el 68 por ciento de los chilenos se considera feliz. Eso demuestra que todos estamos constantemente ayudando a reproducir el régimen”, agrega. Frente a este panorama, Saavedra no teme en reconocer que no se ven alternativas: “Es difícil generar una opción de rebelión frente a ese tema. Salirse del régimen sería no tener AFP, Salud, etcétera, por eso es tan interesante la rebelión de los estudiantes. Fue  la primera gran ruptura, el primer gran quiebre donde aparece el cuestionamiento ‘oye ¿por qué tenemos que pagar por la educación?’”

“Yo no puedo decirle a los chicos que el cambio político va por una vía determinada, porque no lo sé. Si me preguntan cuál es la alternativa política, no la tengo”, resume.

Cuestionamiento desde el Trabajo Social

¿Cómo se vincula este análisis con el Trabajo Social? Saavedra sostiene que los cambios, aunque graduales, se pueden provocar desde la intervención social. “El neoliberalismo se impuso por la fuerza, pero el régimen que lo reemplace no lo hará de la misma manera porque no hay condiciones para hacerlo. Entonces, los cambios van a ser graduales, no los vamos a ver el próximo año”, dice.

A pesar de este escenario, el autor de “Liturgia de la intervención social” cree que estos cuestionamientos se están ampliando hacia áreas que no están relacionadas con el trabajo social. “He escuchado estas mismas preguntas en el área de la construcción de ciencia. Lo que pasa es que la ciencia hoy se construye individual y competitivamente, y los científicos se están preguntando por qué se privilegian los procesos individuales de construcción de ciencia y por qué dos universidades no pueden trabajar juntas. Los tipos se están dando cuenta, en sus laboratorios, en sus campos específicos, de los problemas que están padeciendo”, finaliza.