Christian Berger profundizó en este fenómeno y las formas correctas de abordarlo, dejando en claro que el problema es más profundo que las simples agresiones entre pares.

En el marco del Seminario “Bullying: Abordaje del Fenómeno en las Redes Sociales y el Contexto Escolar”, organizado por la carrera de Psicología de la Universidad Santo Tomás Talca, uno de los expositores principales fue Christian Berger Silva.

Berger es Doctor en Psicología Educacional de la University of Illinois Estados Unidos; Magíster en Psicología Clínica Infanto Juvenil de la Universidad de Chile; Psicólogo y Profesor Asociado de la Pontificia Universidad Católica de Chile donde además se desempeña como Subdirector de Investigación y Postgrado en la Escuela de Psicología.

Sus intereses de investigación se centran en las relaciones con los pares en niños y adolescentes, en particular en cómo el estatus social y los comportamientos agresivos y prosociales son parte de la cultura de pares. Su trabajo también aborda la manera en que los contextos afectan el desarrollo de relaciones interpersonales positivas o negativas.

¿Cómo podemos definir el Bullying?

“Son conductas de abuso más que nada, tiene que ver con una relación entre dos pares en que uno o un grupo abusa de otros. El tema central es que hay un desbalance de poder, no es simplemente una conducta agresiva, es un abuso”.

¿Cuáles son sus principales características?

“Como fenómeno una es la dinámica abusiva, la segunda tiene que ver con que el gran problema del bullying o de los niños que están siendo abusados es que no pueden salir de esa situación, no pueden redefinirlo, entonces es una situación en la cual no tienes cómo desmarcarte de esa dinámica y al ser un espacio social aparte del agresor y el agredido o el abusador y el abusado, tienes también el contexto. Compañeros que son observadores, que pueden ser cómplices o defensores. El bullying generalmente se entiende como un niño que agrede a otro y en realidad es un fenómeno de grupo”.

¿Cómo puede ser detectado?

“En la medida que hay una situación de abuso, la única forma de detectarlo es a través de lo que las víctimas señalan. Para poder definir un abuso tienes que tener una víctima que se sienta abusada lo cual lo hace muy difícil de detectar porque desde afuera como adulto tú puedes ver una dinámica de agresión y no entender que hay abuso. En general las técnicas más útiles para detectarlo tienen que ver con el reporte de los compañeros, de aquellos que están observando esto y que entienden esa dinámica y pueden reportarlo al profesor o a los adultos”.

¿A quiénes afecta más?

“Es una pregunta bien difícil porque pone el problema en la víctima, como si algunos niños tuvieran ciertas características que los hace más victimizables y cuando tú hablas de abuso en realidad la responsabilidad nunca está en la víctima. Dicho eso, los niños que son más victimizados son los niños que no calzan o no son fácilmente adaptados a las normas sociales del grupo en el que están. Por ejemplo, si tú eres un niño en un colegio de hombres tradicional y eres malo para el fútbol probablemente vas a ser súper victimizado, pero ese mismo niño en otro colegio no va a ser tan victimizado. No es un problema del niño que tenga deficiencias, sino que es un problema del ajuste entre el individuo y el contexto”.

¿Cuál es el correcto tratamiento de estos casos cuando son detectados?

“El correcto tratamiento es prevenirlo porque una vez que los casos ya están el tratamiento es bastante complejo. Re equilibrar una situación de abuso es muy difícil en cualquier contexto, por eso el mejor tratamiento es prevenirlo y una vez que está hay que verlo caso a caso. Lo que sí es interesante es no culpabilizar individualmente porque el bullying es un fenómeno de grupo no un fenómeno de individuos, entonces expulsar a un niño porque hace bullying tampoco es la solución. Son niños que están expresando conductas que el contexto les da sentido entonces expulsar un niño no es la solución”.

¿Qué debe hacer la víctima frente a este fenómeno?

“Lo que pasa es que el niño que es víctima es víctima, esto es como decir a una persona que es abusada qué puede hacer frente a este fenómeno, nada porque es abusado. Estar en una situación de abuse donde te pone es en la incapacidad de actuar porque no tienes poder, entonces pedirle a un niño que se defienda, no puede porque está en una situación de abuso. La responsabilidad no está puesta en el niño que es víctima sino en los adultos y en los compañeros, en la comunidad. Esto es como pedirle a un inmigrante que está en una situación de poco poder que se defienda solo, no puede entonces necesitamos que la comunidad tome la responsabilidad que le cabe”.

¿Cuál es el correcto abordaje para los victimarios?

“Los victimarios son niños que se están desarrollando y que probablemente ocupan las conductas violentas y de abuso como una manera de obtener ciertos beneficios entonces más que tildarlos de niños malos, yo creo que son niños que buscan maneras funcionales de relacionarse con los otros y en esa lógica hay que ayudarles a encontrar maneras alternativas, ayudarles a conectarse con lo que le pasa al niño que están abusando e integrarlos más en la red social cosa que efectivamente sientan que no pueden hacer eso porque tienen un control social que los va a inhibir. Eso más que considerar a las personas malas y simplemente sacarlos del sistema”.

¿Pueden los establecimientos educacionales garantizar la seguridad de los alumnos frente a estas conductas?

“Eso es como pedirle a la sociedad que garantice la seguridad ciudadana. El colegio no puede garantizar eso, lo que puede hacer es tener un plan formativo claro, definido, puede tener protocolos de acción, puede tener normativas en que establezca cuáles son los límites y contingencia y reacción. Pero asegurarlo como un decreto, casi que es publicidad engañosa”.

¿Cuál es la realidad en Chile de este fenómeno?

“La realidad en Chile no dista mucho de la realidad mundial, hay encuestas nacionales que se hacen cada cuatro años que muestran que las tasas de bullying son de aproximadamente 25% de los estudiantes que están involucrados ya sea como agresores o como víctimas. Con un peak de quinto a séptimo básico y con transversalidad en situación socioeconómica y de género también. Chile se ha preocupado del tema y se trabaja en esto hace ya 15 años, no necesariamente con el enfoque más adecuado, pero se está trabajando. El problema es que el bullying no se puede poner la responsabilidad solo en los colegios, requiere estructuras también normativas. En Chile hay leyes de convivencia escolar, leyes de inclusión, una política nacional de convivencia escolar, pero en la medida que eso no baje y se meta en la cultura escolar es muy difícil que eso funcione. La intervención está puesta todavía en una mirada muy sancionadora del caso de bullying y no en la construcción de sociedades que inhiban que esto aparezca”.

¿Cuáles son los peligros de no abordar adecuadamente este problema?

“Es una pregunta compleja porque podría preguntar ¿cuál es el problema?, ¿hay que abordar el bullying? ¿Hay que abordar que en el colegio no existe un modelo social que funcione bien? Entonces cuando ponemos el problema del bullying, no abordarlo significa que vamos a tener niños victimizados, pero no sé si ese es el problema. El problema es que no hemos definido bien el problema. Antes de pensar en abordarlo y sacar el punto negro del colegio, lo que tenemos que hacer es entender bien por qué se genera y entonces atacar los problemas que permiten que esto pase. Esto es un síntoma”.

¿Cuál es el rol de las familias para erradicar estas conductas?

“La familia y la escuela funcionan como agentes socializadores en común, los estudios muestran que efectivamente las familias tienen influencia en conductas agresivas en un porcentaje igual que las escuelas. En ese sentido su rol es trabajar lo más juntos posible en pos del bienestar de los estudiantes. Yo parto del supuesto que todas las escuelas y todos los padres quieren lo mejor para sus niños, por lo tanto, más que pensar en quién tiene la culpa, hay que trabajar en conjunto. Lamentablemente es muy difícil solucionar un caso de bullying porque cuando tú estableces dinámicas de abuso son dinámicas interpersonales que están fijas, tú estableces una forma de relacionarte y cambiar eso es muy difícil. Podrías igualar el fenómeno del bullying a cualquier forma de discriminación o abuso, cómo cambias el fenómeno de discriminación contra un migrante, cómo cambias el machismo? Como hablamos de niños, la responsabilidad es formativa, no de solucionar solo un caso o sancionarlo, es un modelo de formación lo que se requiere”.