Noticia anterior
Masiva asistencia a Jornadas de Innovación y Emprendimiento organizadas por Santo Tomás TalcaDocentes tomasinas resaltan tradiciones chilenas en Congreso Internacional de Gastronomía
Variña Astorga, Directora de Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena, expuso sobre las festividades religiosas y su aporte culinario. En tanto, la chef Beatriz Dinamarca, preparó Kalapurka, plato típico de la cocina Aymara.
Con presencia tomasina se llevó a cabo, entre el 28 y 30 de octubre, la V Edición del Congreso Internacional de Gastronomía realizado por la Universidad Tecnológica de Cancún, México, cuya temática se basó en la tradición existente en dicho país por el Día de Muertos.
En esta oportunidad, las invitadas fueron Variña Astorga, Directora de la carrera Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena del Instituto Profesional y Centro de Formación Técnica Santo Tomás Sede Santiago Centro y Beatriz Dinamarca, chef y docente de la casa de estudios.
“Si bien en Chile nos caracterizamos por tener una cultura muy diversa, dadas las características de nuestro territorio, no contamos con el mismo arraigo festivo y gastronómico que posee México en relación al Día de Muertos”, expresó Variña Astorga al inicio de su presentación “Las fiestas religiosas en Chile, su aporte en el desarrollo gastronómico”.
Además, agregó que “es una tradición que no llevamos con el mismo fervor y que más bien se utiliza para recordar a nuestros difuntos, donde las familias se acercan a los camposantos y ornamentan sus tumbas. No obstante, en algunas regiones, todavía existe la tradición de poder compartir una merienda o bocado en compañía de sus deudos”.
Orígenes
Durante su presentación, la chef tomasina y actual presidenta de la Federación Gastronómica de Chile (FEGACH), se refirió a los inicios de las fiestas religiosas en Chile, señalando que “se remonta a la época de La Conquista (1549-1593) como consecuencia de la evangelización que se produjo en América del Sur, cuya unión del catolicismo popular entre los nativos, da como resultado distintas expresiones de fe y entrega hacia un ser superior que hasta el día de hoy se conserva en distintas tradiciones”.
En el caso de Chile, éstas se han traspasado oralmente de generación en generación, dejando como resultado el poco o nulo registro que existe de ellas, quedando solo las que se mantienen hasta la actualidad y que se siguen desarrollando en diferentes zonas del país, tales como La Fiesta de la Tirana, Virgen de Andacollo, La Fiesta de Cuasimodo, Inmaculada Concepción, entre otras.
Religión y gastronomía
En cuanto a la relación existente entre religión y gastronomía, Variña aclaró que “abordarlas desde el aspecto gastronómico, y en especial lo que se genera sobre ellas en algunas fiestas en particular, son bastante interesantes de estudiar y conocer, debido al desarrollo que han logrado”.
“Dentro de las fiestas religiosas también es muy importante destacar los bailes y el aporte cultural que éstas tienen en cada una de sus localidades, ya que son muy importantes en cuanto al traspaso de tradiciones, cuya relación se basa en una acción fundamental del ser humano que es la alimentación”, indicó.
Añadió que “es muy tradicional que las diferentes comunidades o etnias preparen deliciosos platillos que permitan ofrecer en forma de agradecimiento a la ‘Pachamama’ y sus difuntos. Es una manera de honrar, reconocer y agradecer su paso por la tierra y la entrega de estos alimentos en diferentes formas como se da en las distintas comunidades o culturas”, acotó.
Fiesta de La Tirana
Si bien en Chile, el Día de Los Muertos -1 de noviembre- no es tradicional desarrollar una gastronomía en torno a esta festividad, sí se desarrollan otras fiestas religiosas con estas características durante el año.
Tal es el caso de La Fiesta de La Tirana, una de las celebraciones más grandes que se produce en el país y que se celebra cada 16 de julio. Asisten más de 250 mil visitantes durante su desarrollo, el que se prolonga por aproximadamente una semana, y cuyo propósito es honrar a la Virgen del Carmen.
Dentro de ella, los bailes son un actor fundamental, destacando La Diablada, donde un grupo de bailarines utiliza una máscara que emula a un diablo y que representa la característica del enfrentamiento entre el bien y el mal, uniendo la fe católica con la veneración de otros seres que tienen directa relación con la cultura Aymara.
“El desarrollo gastronómico que se produce en esta festividad es bastante interesante, debido a las tradiciones que aún se mantienen y el aporte cultural que tiene. A esto, se suma el aporte culinario que han brindado las comunidades peruanas y bolivianas aledañas”, señaló.
Festejo donde se considera una revalorización de los productos que contienen raíces ancestrales, siendo la carne de Llama el elemento principal de las preparaciones que allí se realizan, destacando la Kalapurka y Chairo. A estas, se suman otras preparaciones tales como Chuño Puti o Picante de Conejo.
“En nuestra calidad de cocineros y formadores es muy emocionante el poder compartir este tipo de tradiciones, ya que la cocina Aymara y en general la gastronomía del norte de nuestro país, tiene mucho que aportar al mundo gastronómico. Por lo mismo, tenemos la responsabilidad de transmitir el valor de estos procesos con el claro objetivo de que perdure en el tiempo y para las generaciones futuras”, concluyó.
Rescatando tradiciones
La tercera jornada contó con la participación de Beatriz Dinamarca, chef y docente de Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena Sede Santiago Centro, quien elaboró en vivo un plato de Kalapurka el que detalló paso a paso, así como también las características de los ingredientes utilizados en este tradicional plato de la comunidad Aymara en el norte de Chile.
“En Santo Tomás incentivamos a nuestros estudiantes a que conozcan historia gastronómica del país, a manera de que puedan trabajarla y entenderla para obtener los conocimientos necesarios que les permitan desarrollarse y ser profesionales con ética y cariño por la cocina que desarrollen”, finalizó.