La crisis derivada de la pandemia que afecta a Chile y todo el mundo tiene diversas aristas que no siempre se les reconoce la importancia que realmente tienen. La Escuela de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicaciones de la UST, le ha dado un espacio de conversación y análisis.

Uno de los aspectos más críticos en la sociedad desde que se desató la pandemia del Coronavirus y que a su vez permanece muy silencioso y generando mucho daño, es el de la salud mental. Por ello, la Escuela de Trabajo Social de la UST quiso aportar a través del conversatorio “Salud mental y el rol del Trabajo Social en pandemia”.

En la instancia, la candidata a Doctora en Salud Mental, Ximena Macaya, abordó los aspectos de la conciencia emocional para reconocer las emociones en tiempos de pandemia. “La pandemia es un estresor. Nos produce malestar por la restricción de libertad o debido a la pérdida de trabajo. Este malestar genera un sufrimiento que es real, pero que es muy distinto a la sintomatología que pueda producir una enfermedad mental o psiquiátrica”, aclaró la especialista en educación emocional y bienestar. “Esta emergencia sanitaria ha puesto a prueba nuestro estado emocional”, agregó.

El abanico de emociones asociadas a la emergencia sanitaria incluye miedo, enojo, tristeza, ansiedad y frustración, y Sandoval advierte que si este estresor que es la pandemia se mantiene en el tiempo, se puede convertir en un factor de riesgo de enfermedad mental: “Hay que tomarse el tiempo para identificar estas emociones, comprenderlas, aceptar el malestar emocional y compartirlo”, recomendó. Al mismo tiempo, se debe considerar la conciencia emocional; ser capaces de percibir con precisión las emociones propias y de los demás para generar empatía. Además, al ignorar las emociones más difíciles “perdemos la capacidad de desarrollar la habilidad para afrontar el mundo real. La aceptación radical de todas nuestras emociones son el hito para la resiliencia, la prosperidad y la felicidad auténtica”, aseguró.

El Trabajo Social en contexto de pandemia

No son la “primera línea” del combate al Covid-19, pero sin duda el trabajador social está cumpliendo un rol fundamental de contención ante esta enfermedad y las consecuencias del confinamiento. Hugo Silva, asesor de salud mental del Servicio de Salud de Talcahuano, destacó en su exposición que dentro de las acciones de protección de la salud mental y apoyo psicosocial por el Coronavirus que cuentan con la participación de trabajadores sociales, destacan las líneas de trabajo de la coordinación de instituciones, gestión de la información, formación, trabajo por grupos específicos (niños, migrantes, violencia, depresión, suicidio, alcoholismo, drogadicción, etc), fortalecimiento comunitario y cuidado de los cuidadores.

Sin embargo, reconoció una brecha de acceso digital y problemas de la población para acceder al mínimo de continuidad de los cuidados: El foco está en la atención no presencial (por videollamada), la dispensación de fármacos a domicilio y la atención presencial restringida para casos según gravedad, vulnerabilidad y complejidad.

“En un escenario post Covid-19, es necesario un paquete de medidas, vacunas sociales, para prevenir y detener la exclusión social, vacunas que también estimulen los sistemas de protección social para afrontar las amenazas a las que nos enfrentamos y que nos prepare para lo que esté por llegar”, urgió Silva, citando al Consejo General de Trabajo Social, de España, acotando que el rol del trabajador social está en vincular todas las demandas sociales que se van a generar tras la pandemia en los diferentes ámbitos de la salud mental, como también en términos sociales.