Investigador y docente de ST Concepción realiza estudio enfocado en cambios inminentes del clima

El artículo aborda los cambios del clima y particularmente en el nivel del mar, lo que en varios países representa una situación a la que están expuestos en gran parte de su territorio y traería consecuencias como la pérdida de parte de la zona costera y, por lo tanto, la adaptación a nuevos estilos de vida.

Ignacio Salazar, docente de la carrera de Ingeniería en Geomensura del Instituto Profesional Santo Tomás Concepción es el autor de este artículo, denominado “Cambios del Nivel Medio del Mar en las Costas Chilenas”, que busca analizar los cambios en el nivel del mar y presentar opciones que permitan adaptarse a los escenarios que pueden presentarse durante los siguientes años.

En este contexto, Salazar expone el monitoreo por parte del Servicio Permanente para el Nivel Medio del Mar (PSMSL), que se llevó a cabo en países como Chile, Australia y Nueva Zelanda (naciones que comparten el mismo océano y la ubicación en términos cartográficos), el cual demuestra en nuestro país pocas diferencias de aumento del mar en sus costas durante los últimos años.

Sin embargo, la situación tanto en las costas de Australia como de Nueva Zelanda muestra una tendencia al alza sobre su nivel del mar, comportamiento que se proyecta, continuará en los próximos 30 años y significará la pérdida de las costas, producto del avance del mar hacia el continente.

“Varios países, como por ejemplo Chile, están expuestos en gran parte del territorio a cambios en el nivel del mar, lo que puede impactar e incluso provocar daños si no se considera como corresponde esta situación. En este sentido, es importante recalcar que la institucionalidad y gobernanza debe priorizar estos problemas”, sostuvo el profesional.

Como respuesta a esta problemática, el investigador propone en su artículo el uso de un modelo creado por InVEST –empresa que utiliza métodos sobre la valoración integrada de los servicios y compensaciones de los ecosistemas y genera diseños para las líneas de base de los proyectos-, basado en un conjunto de modelos de software de código abierto y gratuitos que se utilizan para mapear y valorar los bienes y servicios de la naturaleza que sustentan y satisfacen la vida humana.

Entender uno de los métodos para cuantificar la vulnerabilidad de nuestras costas es una de las propuestas que se debe hacer -propone- por la envergadura de las consecuencias en distintos ámbitos, como la economía, social, hasta la salud, sostiene el investigador en su ensayo.

Lo anterior, además, permitirá reconocer si nos encontramos capacitados para enfrentar los cambios amenazadores. “De ser así, no se presentarían grandes daños para los seres vivos terrestres, adaptándonos a una nueva forma de ver el paisaje o tipos de labores que se presentan cerca de la costa. De lo contrario, no podremos prepararnos de mejor forma ante la inminente llegada del agua de mar a nuestras casas, cambiando rutas y caminos, hasta nuestros estilos de vida. Algunas personas no podrán volver a sus hogares y el Estado deberá subvencionar y trasladar a un sector con menos riesgos, lo que ya se conoce como migrantes climáticos”, sostiene.

En el caso de Chile, si bien por el momento se observan pocos cambios en el nivel del mar en sus costas (principalmente episodios de intensas marejadas), procesos como movimientos telúricos y tectónica de placas, podrían cambiar el escenario y reflejar a largo plazo el aumento del mar en costas y zonas insulares, pues los últimos reportes del derretimiento de los glaciares han ido en aumento y por sobre todo está la gran grieta en la Antártida que puede causar mayores cambios del clima antes del año 2050.

Razones de sobra para promover la necesidad de tener informes y observaciones más a menudo, y enfrentar estos cambios con la capacitación y antelación necesaria.