Rodrigo Fernández Donoso, Decano de la Facultad de Educación:

“Entre fuertes desafíos y grandes oportunidades tenemos mucho que decir respecto de la educación en el país”

Son 11 proyectos los que abarcará el plan de trabajo que busca fortalecer la Facultad de Educación de la Universidad Santo Tomás y que ha sido presentado al CNED. Según su Decano, las medidas se focalizarán en una adecuación a los planes de estudio, fortalecer los programas de postgrado e investigación y ajustar los modelos de formación práctica, entre otros.

Desde marzo de 2018, Rodrigo Fernández Donoso, primero como coordinador y después como Decano, ha trabajado junto a un equipo multidisciplinario para potenciar la Facultad de Educación de la Universidad Santo Tomás (UST), a través de un exhaustivo plan de acción. Las 11 directrices que incluye este plan buscan superar con éxito los desafíos propuestos por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) en 2017 y constituirse en la carta de navegación para el proceso de supervisión que llevará a cabo el Consejo Nacional de Educación (CNED).

Entre otras cosas, se está trabajando en la readecuación de planes de estudio; en el seguimiento del progreso formativo de los estudiantes; en el fortalecimiento de los programas de postgrados y el cuerpo académico; en potenciar la investigación y renovar e innovar en la formación práctica mediante la reflexión y metacognición fortaleciendo su valor formativo y pertinencia al contexto educacional actual.

Según el Decano, este plan espera lograr profundidad y calidad en su implementación. “Para ello, hemos analizado las fortalezas y debilidades en relación a lo que tenemos y no tenemos; nos hemos juntado con personeros de distinto tipo, como premios nacionales de educación, investigadores y organizaciones educativas, siempre levantando información respecto de las necesidades de la sociedad actual, y el aporte a la educación y a la formación de profesionales de excelencia”, comenta.

Además, asegura que es relevante “coordinar los esfuerzos en torno a focos académicos, a partir de los cuales articular nuestra actividad académica, hacernos distintivos y concentrar nuestras capacidades en temáticas pertinentes y necesarias para la educación actual”.

Cabe mencionar que, durante 2017, concluyeron los procesos de acreditación tras lo cual la carrera de Educación Física renovó esta certificación, mientras tanto las carreras de Educación Básica, Educación Diferencial, Educación Parvularia y Pedagogía en Inglés, no la obtuvieron. A partir de la Ley 20.903, que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, las carreras en dicha situación deben ser supervisadas por el CNED, proceso que se extenderá por un período de tiempo equivalente a la duración de las mismas.

Con el fin de dar una respuesta óptima a dichos desafíos, la Institución definió concentrar esfuerzos en un número acotado de carreras-sede, quedando abiertas a nuevas matrículas solo en Santiago y La Serena. “Ahora estamos trabajando en la formulación de un plan presentado al CNED, que tiene fuertes probabilidades de ser aprobado. En este proceso de reestructuración, entre fuertes desafíos y grandes oportunidades tenemos mucho que decir respecto de la educación en el país y mucho que entregar en términos de la formación de nuestros profesionales. Los momentos en que existen situaciones complejas, son grandes espacios de oportunidades”, explica Rodrigo Fernández.

Los 11 proyectos

En específico, durante el proceso de diagnóstico, uno de los puntos cruciales fue evaluar los planes de estudios ofrecidos por las distintas carreras. Para ello, se han realizado jornadas con profesores internos y externos a la Facultad; se han evaluado los planes de estudios de acuerdo a las exigencia actuales a la formación inicial de profesores (estándares orientadores); se está desarrollando un estudio del estado del arte de la disciplina y la formación profesional; se ha encuestado a profesores, estudiantes, egresados y empleadores en relación a los planes de estudios y se está trabajando en un estudio de mercado sobre la oferta y demanda en la formación de profesores.

Paralelamente, se realizó un seminario interno sobre la formación práctica, donde se invitó a dos académicos externos y se constituyó una comisión en la que se formularon los marcos teóricos para elaborar un proyecto piloto de este nuevo modelo. Asimismo, se trabaja en el fortalecimiento de los programas de postgrado de acuerdo a los requerimientos del Ministerio de Educación, así como en potenciar los mecanismos de aseguramiento de la calidad.

Con el fin de informar a toda la comunidad sobre estos cambios y generar un clima de reflexión, Rodrigo Fernández realizó una gira nacional para reunirse con profesores y estudiantes.

“Transversalmente, en nuestros proyectos había una necesidad común que era cómo nos queremos distinguir, cuál es nuestro sello. En cada una de estas iniciativas tiene que haber una coherencia y una orientación entre sí; tener una misma visión de hombre, de la educación y de las capacidades que nosotros podemos estar aportando. Por eso constituimos otra comisión que está trabajando en definir focos de desarrollo académico”, explica.

Mirada a futuro

Entre los principales desafíos que enfrenta la Facultad de Educación para los años siguientes, está dar un adecuado proceso de cierre a las carreras en sedes. Conjuntamente a ello, fortalecer el compromiso de la comunidad en torno a una visión de futuro.

“Tenemos mucho trabajo por hacer, sin embargo, el principal desafío es desarrollar progresivamente un sentido renovado entre todos nuestros académicos y estudiantes, a partir de lo que estamos haciendo. Estamos explicitando los propósitos formativos para nuestras carreras y fortaleciendo del sentido de propósito entre nuestros estudiantes, que comprendan la significancia del rol del profesor, su profundidad e impacto en la sociedad. En cuanto al cierre de sedes, esos alumnos deben tener la seguridad que trabajaremos porque sean profesionales de calidad”, explica.

Según el Decano, deberemos de trabajar con la complejidad que significa, por una parte, asegurar una formación de calidad de las carreras en cierre y acompañar a personas y colegas en un proceso difícil, al tiempo de animar en el compromiso por fortalecer y desarrollar el proyecto de la Facultad.

“Me impresiona la actitud y compromiso que he visto entre académicos y jefes de carrera, incluso entre aquellos que saben que su carrera no se perpetuará en la sede. Por ello, estoy seguro que la mayor oferta de sentido que podemos ofrecer, es mantener el proyecto de una Facultad comprometida con la educación y formación de profesores del país”, concluye.