La neurociencia es un conjunto de disciplinas científicas que estudian el sistema nervioso con el objetivo de comprender los mecanismos que regulan el control de las reacciones nerviosas y el comportamiento del cerebro, por lo que nos puede dar señas de lo que pasa en la mente de un adolescente, de manera que podamos abordarlo de la mejor forma.

Para ampliar algunos de estos aspectos, la Jefe de carrera y coach de bienestar emocional Luisa Fernanda Vergara, nos entrega 5 datos basados en la neurociencia y en los aportes de Frances Jensen, para tener otra mirada sobre las conductas de los adolescentes y así apoyar su desarrollo desde las salas de clases o desde sus hogares.

1.- Desde el punto de vista biológico, el cerebro tarda casi 30 años en crecer y desarrollarse. Este crecimiento y desarrollo de conexiones neuronales van desde atrás hacia adelante, dejando para el final del proceso el desarrollo del lóbulo frontal o neocórtex, que es donde se aloja la capacidad de toma de decisiones, empatía, juicio y tras habilidades necesarias para la clara convivencia social. De este modo, afrontaremos la adolescencia con una tercera o cuarta parte del desarrollo completo de nuestro cerebro, dificultando procesos como la elección vocacional de una carrera en educación superior.

2.- Durante la adolescencia, el cerebro está funcionando a tres cuartas partes, porque todavía no se termina de “conectar”, sin embargo, la fuerza de conexión es tan potente, que son verdaderas máquinas de aprendizaje. En ese momento, la sociedad y el contexto en que el joven se desenvuelve, lo pueden ayudar a modificar su nivel de coeficiente intelectual, ya que están súper activos en sinapsis neuronal.  En esta etapa, los docentes y padres podrían dedicarse a estimular los distintos aprendizajes para potenciar habilidades ya manifestadas por el adolescente y muchas otras por explorar, para luego desarrollar.

3.- Podríamos graficar el desarrollo de las conexiones neuronales a la altura de las orejas, situándonos en el área correspondiente al cerebro límbico, que es donde se alojan las emociones. Este es el porqué de las emociones duplicadas de los jóvenes, las mismas que hasta hace un tiempo se atribuían en un 100% a las hormonas y que hoy sabemos dependen también del desarrollo del área cerebral en cuestión, la que será determinante en sus conductas.

Con este mar de emociones, podremos entender por qué el bullying los puede llegar a destruir emocionalmente y porqué las buenas prácticas como el coaching o Programación Neurolingüística los potencian de forma increíble.

4.- Visto que los adolescentes enfrentan con mayor sensibilidad las emociones; el estrés los atacará con mayor intensidad que a un adulto, por lo que sus reacciones serán más potentes, quedando en evidencia cuando vemos adolescentes perpetrando hechos delictivos con gran dosis de violencia.

Se ha comprobado que los adolescentes que viven bajo condiciones de mucho estrés y por mucho tiempo, seguramente terminarán siendo adultos depresivos o con trastornos post-traumáticos.

5.- La neurociencia nos advierte sobre la vulnerabilidad de los adolescentes con pocas horas de sueño, en quienes se ha comprobado una disminución de capacidad de aprendizaje, a falta de sueño. En general, los adolescentes debieran dormir entre 8 a 9 horas diarias para tener una noche reparadora que le permita reactivar su cerebro a la hora de levantarse y comenzar un nuevo día.

Un adulto promedio comienza a producir melatonina y a relajarse desde las 21°° horas, aproximadamente, para despertar entre las 6 y 7 de la mañana siguiente. Si un adolescente se duerme alrededor de las 23°° horas y lo despertamos entre las 6 y 7 de la mañana, será equivalente a pedirle a un adulto que inicie su jornada a las 3 am.

Conociendo estos datos, podremos comprender de mejor manera el comportamiento de los jóvenes, pudiendo guiarlos y apoyarlos de mejor forma en esta importante etapa de la vida.