Pedro Fuentes Toro, Director de Administración y Operaciones IP y CFT Punta Arenas, refleciona y profundiza sobre el Proceso de Acreditación.

En estos tiempos la palabra clave que la sociedad proyecta en el tema educación superior, es calidad, que debería verse reflejada en una institución que la imparte, pudiéndose reconocer, entre otras, como: las características del capital humano de su comunidad académica en relación con el campo de acción en que opera, las disciplinas y profesiones para los cuales forma, como también, la relación que guarda y el compromiso que asume con la sociedad a la que pertenece.

Sabemos que en el sistema de educación superior conviven varias instituciones con distinto grado de complejidad. Pues bien, para poder avanzar entonces hacia esa calidad que nos lleva a la acreditación de una Institución de Educación Superior, debemos considerar que en ella conviven varios estamentos, según su estructura orgánica, que abordan las áreas de lo académico, el asunto estudiantil, el proceso de admisión, la administración y las finanzas, siendo su factor común el cliente externo como el interno y hacer las cosas bien.

¿Entonces, alguno de estos estamentos sería más relevante o importante que el otro?, aun por el tamaño, tal vez, pero en estricto rigor, todos se necesitan y se alinean para el cumplimiento de la misión, es decir, hay que aplicar sinergia. Este término, proviene del griego “synergo”, lo que etimológicamente significa trabajo en conjunto. Esta connotación nos dice que los resultados serán mayores que si muchas personas trabajen independientemente.

Pensemos en estas premisas:

  • Que la institución es un sistema, y que, aunque se compone de diferentes áreas, tiene una realidad propia que es distinta a cada una de ellas y superior a la suma de las mismas. Nos dice que hay sinergia.
  • Que los elementos que componen la institución: humanos, financieros, materiales, deben constituir un conjunto coherente, armónico. Nos dice que hay organización.
  • Que los distintos elementos y subsistemas o áreas, deben interactuar orientados a todos al cumplimiento de los fines de la entidad. Nos dice hay propósitos comunes.

Observando todo aquello, el trabajo en conjunto nos debe llevar al éxito de uno de los temas relevantes que lo exige, la acreditación de la institución y sus carreras, pues consideremos que las acreditaciones no son permanentes, sino temporales.

Aquí radica la importancia del concepto, pues la institución y sus carreras dependerán de esta sinergia para el logro del objetivo final, que conduce al mejoramiento continuo de la calidad de los procesos para la educación. Por ejemplo: Se deben observar los procedimientos administrativos, sean estos académicos o no, porque ello se traduce en la calidad del trabajo. Estamos siendo eficientes cuando se utilizan bien los recursos, tanto humanos como financieros, y somos eficaces cuando cumplimos nuestros plazos y metas. Por ello, tenemos una misión y una visión que nos recuerda, cada día: que hacemos, como lo hacemos y que queremos ser.

Siendo así, el avance de las “cosas bien hechas”, debe ser exponencial porque contamos con la experiencia siempre anterior, y así ha sido. El autoevaluarnos constantemente constituye un instrumento de gran capacidad para seguir en la mejora de la calidad de nuestro sistema de educación, que sin duda nos permite detectar los puntos fuertes y débiles o áreas a mejorar, que nos conducirá cada vez, a un mejor resultado de una nueva acreditación.