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Gonzalo Blumel, Pepe Auth y Jorge Guzmán protagonizaron diálogo sobre la democracia en Santo Tomás TalcaOvisnova busca fabricar fertilizante a partir de la lana desechada
El Centro de Innovación y Desarrollo para los Ovino del Secano, OVISNOVA, desarrolló en la región de O’Higgins el proyecto “Lana Fertilizante, Economía Circular y Regenerativa” que busca aprovechar la lana ovina como fertilizante líquido para ser usado en las praderas naturales de la zona.
El proyecto pretende fomentar la circularidad en el sector ganadero a través de un biopreparado fertilizante líquido, fabricado a partir de lana de oveja de baja calidad, que actualmente es desechada y que no tiene un gran valor comercial. Se busca que este producto pueda ser usado como un fertilizante foliar en las praderas naturales de los mismos sistemas ovinos desde donde se obtiene la materia prima para su elaboración.
“Nos hemos propuesto avanzar hacia la sustentabilidad en los suelos de secano degradados, donde está avanzando la desertificación. Apelando a esta estrategia de ganadería regenerativa o circular, usamos la lana de oveja que no tiene un valor importante en el mercado y se desecha. Empezamos a indagar alternativas para usar esa lana, que tiene mucha queratina y llegamos a producir un fertilizante líquido”, comenta Marcela Gómez, directora de OVISNOVA y del proyecto.
El hecho de aplicar el fertilizante en las praderas naturales es una gran noticia porque permite restaurar y mejorar el terreno. Esto, sumado a una estrategia de manejo con ganadería regenerativa ha demostrado resultados positivos en términos del aumento de materia seca y orgánica en suelo. Además, también está comprobado el éxito en hortalizas de hoja y plantas ornamentales.
Triple impacto
Uno de los aspectos más destacables de este proyecto es que no solo apunta a la modernización tecnológica y productiva. También tiene aspectos ambientales y sociales muy importantes.
Desde el punto de vista social, se trabajó con pequeños productores del Maule y O’Higgins que desean permanecer en los campos heredados por sus padres. Manteniéndolas estas parécelas como terrenos productivos. Este fertilizante se usará dentro de sus propias tierras, apuntando a una mayor sostenibilidad y convirtiéndose en un aporte para la economía local.
Para desarrollar la etapa final del proyecto los jóvenes agricultores han conformado una cooperativa que será la encargada de gestionar la parte comercial y de distribución, mientras que junto a la Universidad se ha llegado a un acuerdo para compartir la patente y poder comercializar el producto prontamente.
“Esto cierra el ciclo de encadenamiento del aspecto social con el aspecto ambiental y productivo: los jóvenes van a tener una opción para poder quedarse en el campo y además van a recuperar sus suelos, calzando perfecto con el triple impacto que tiene la ganadería regenerativa y el concepto de Una Salud que trabajamos en la Universidad Santo Tomás”, destacó Marcela Gómez.
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