“Salud mental, necesaria transformación” Reflexiones sobre el programa Construyendo salud mental 2023
Según Baranda (2009) en Chile las condiciones de exclusión social en salud mental se han dado por lo menos en cinco dimensiones: la primera de ellas en el núcleo familiar, promovida principalmente por la desinformación del estado de salud mental o patología psiquiátrica del miembro de la familia y el manejo de éste; el escaso apoyo externo de redes comunitarias condición de pobreza, factores materiales y de origen de clase que sumado a lo anterior, incrementan el abuso, exclusión, aislamiento, encierro y el maltrato hacia las personas con trastorno psiquiátrico.
Existiendo una correlación entre la problemática de salud mental y los aspectos sociales que determinan producen y reproducen en muchos casos la patología misma y el escenario social «condiciones de pobreza, factores materiales y de origen de clase”. El hecho de ser excluidos socialmente y de ser determinados por las condiciones sociales imposibilita a las personas con trastornos mentales severos ejercer derechos, desvalorizándose la imagen de sí mismo, con el riesgo de verse relegado de forma duradera al estatus de persona asistida y en la estigmatización que todo ello conlleva.
En relación con la mayor prevalencia de condiciones de salud mental Vicente B. y Cols en su publicación “Estudio chileno de prevalencia de patología psiquiátrica”, realizado el año 2009, mencionan que entre los principales trastornos mentales en la población chilena se encuentra la depresión mayor (11,1%), trastornos ansiosos/estrés (9,0%), la distimia (8,0%) y la dependencia del alcohol (6,4%).
“Construyendo salud mental”, es el nombre del programa de gobierno que tiene cinco líneas de acción fortalecer el liderazgo, mejorar la provisión de los servicios en salud mental, la promoción de la salud mental y la prevención del suicidio, el fortalecimiento en contextos de emergencias y el fortalecimiento de los datos, la evidencia y la investigación.
Por otro lado, para mejorar la provisión de los servicios, el plan incluye fortalecer la atención primaria, para garantizar la intervención en crisis de salud mental, otro punto importante para esta estrategia es la prevención del suicidio, según los números del Departamento de Estadística e Información de Salud (DEIS), 1.593 personas se suicidaron en 2020. Mientras que en 2019 esta cifra llegó a 1.900.
Toda política pública como el presente programa Construyendo salud mental, ante una problemática pandémica como lo es la salud mental, debe reflexionar en torno a lo profundo, posicionando una propuesta que involucra además cambios semánticos, concepciones de sociedad y que asuma lo determinante del concepto del poder y que la sociedad es injusta, asumiendo que los valores del modelo están acrecentando las patologías de salud mental.
Se debe incorporar en esta reflexión y estrategia de estado una perspectiva de transformación cómo describe Desviat (2007), que permita desarrollar nuevas herramientas, que van desde la clínica a la prevención y a la rehabilitación, surgiendo entonces la necesidad de crear y utilizar conceptos como empoderamiento, participación, en una conceptualización de salud mental que evolucione, desde la ausencia de enfermedad mental hacia el predominio de un enfoque de tipo integral que involucre un conjunto de factores de tipo biológico, psicológico y social.
Además es importante ampliar la mirada y la posibilidad de entender las condiciones de salud mental cómo condiciones pasajeras y dinámicas y en el caso de ser crónicas entenderlas solo como una de las tantas posibles representaciones de la realidad y del fenómeno humano y el derecho de cada persona a incorporarse a la sociedad independiente de las capacidades y/o habilidades que ésta tenga, haciendo uso por lo tanto de todos los beneficios relacionados a educación, trabajo y salud, entre otros aspectos fundamentales.
Una sociedad que patologiza solo cubre lo que no aborda.