La importancia de la familia en la enseñanza de la no discriminación
La sociedad chilena ha ido evolucionando hacia la inclusión de todas las personas en la vida diaria y consecuentemente, no tolerar la discriminación. En este espíritu, a partir de este año, en Chile se celebra por primera vez el 1 de marzo el día de la inclusión social y la no discriminación, sumándose así a la conmemoración del día Internacional de la Cero Discriminación que la ONU proclamó ya en el año 2013.
En la transmisión de valores de respeto, inclusión y no discriminación, la familia juega un rol fundamental. Así, desde edades tempranas niñas y niños deben ser educados en el respeto, aceptación y valoración de diversas culturas, géneros, edades, etnias, color de piel, clase social y condiciones o situaciones especiales. Nos referimos aquí no solamente a la familia heterosexual tradicional, compuesta por un padre y una madre, sino que también a familias diversas. La familia tradicional es fruto de una construcción social histórica, concepción que está profundamente arraigada y que se le considera incluso ideal y natural. No obstante, hoy reconocemos también como válidas las familias diversas, que no siguen un patrón o norma establecida y que pueden conformarse entre personas no heterosexuales (Carvajal y Espinosa, 2020). En el Chile de hoy, cada vez avanzamos más al reconocimiento de las familias diversas, familias que también tienen un rol clave que cumplir en la socialización de normas y valores de sus hijas e hijos.
La familia se constituye como un agente social de primer orden, con un poder de socialización de los miembros que la constituyen. En este espacio privado se inculcan los valores básicos para desempeñarse en las diversas instituciones sociales, se entregan lineamientos de ciertos proyectos de vida y se transmiten prácticas sociales que se pondrán en funcionamiento a lo largo de la existencia (Prats-Gil, 2003). Desde una dimensión pedagógica, la familia representa el espacio privado que transmite un modelo de vida a partir de las experiencias de dos o más personas que han transitado un camino. La familia como espacio privado educa a sus miembros para desenvolverse en el espacio público, en donde desplegarán sus acciones, normas y valores. Aquí precisamente yace la responsabilidad de la familia en inculcar respeto por las diversas personas que componen la sociedad. Así, desde pequeños debe enseñárseles a niñas y niños la existencia y respeto de las diversas culturas, diversas nacionalidades, diversos géneros, diversas clases sociales, diversas etnias, así como la consideración e inclusión de personas mayores y personas con alguna condición o situación especial. En la medida que las familias destaquen la no discriminación como un componente central y la transmitan a sus descendientes, Chile irá logrando aún más avances hacia una sociedad igualitaria, respetuosa e inclusiva.