El rol de la Familia en los nuevos desafíos globales que trae el cambio climático
La familia es por definición la institución socializadora de mayor importancia que se reconoce en la gran mayoría de las culturas, por tanto, lo que ocurra al interior de ella, impactará en las estructuras macros de lo que es el mundo hoy en sus principales problemáticas y crecientes desafíos.
Hoy uno de las grandes problemáticas que golpean el estatu quo de esta gran aldea global, es lo concerniente al fenómeno del cambio climático, que augura complejos escenarios en materias de sostenibilidad y calidad de vida para las futuras generaciones, quienes podrían no contar con los recursos energéticos básicos para la sostenibilidad, y con efectos medio ambientales que afectarían considerablemente la calidad de vida de las personas en materias de territorio, comunidades, salud, energía, y alimentos, entre otros.
Son diversos los organismos internacionales, y no solo aquellos que abordan materias alusivas al desarrollo humano, los que están dando señales y alertas que, a nivel de Estados, de Naciones, de Instituciones, y por supuesto a nivel de la familia, se debe generar una cultura de concientización planetaria, que nos permita relevar el fenómeno del cambio climático, desde la complejidad que reviste en sus efectos en relación a la preservación de las condiciones de vida en el planeta.
La familia, es sin lugar a dudas la gran escuela de los aprendizajes relevantes para la vida. Por tanto, mejorar la educación al interior de esta institución, concientizando a cada uno de sus miembros respecto de los efectos a los cuales nos enfrentamos en relación al cambio climático, nos hace resignificar las formas en cómo hemos abordado esta temática, la cual ha sido más bien invisibilizada desde la esfera de lo cotidiano, quedando reducida a conversaciones como si se tratase de un tema alejado de la realidad inmediata, cuyos efectos se proyectan a un futuro lejano y ausente de impactos en el seno familiar de lo que se vive hoy.
En relación al punto anterior, es importante que a la familia se le apoye en estrategias que apunten al conocimiento de esta temática, y para ello es preciso educar, y sensibilizar sobre los efectos inmediatos y futuros de esta gran problemática medioambiental de efectos variados, promoviendo hábitos consientes en sus diversos integrantes, que en forma concreta impacten en la optimización energética del planeta, como por ejemplo hacer preparaciones de menú con menos presencia de carnes, considerando que la industria de la carne utiliza importante cantidad de agua, y otros recursos energéticos, utilizar el reciclaje de vidrios y plásticos, generar una clasificación de los residuos, ser creativos en utilizar medios energéticos sin contaminantes, como la energía del sol, optimizar el uso de las aguas lluvias, etc.
Frente a lo anterior es importante la generación de alianzas virtuosas, provenientes desde los Estados, en integración con el mundo privado, con las instituciones de Educación en todos sus niveles, con los medios de comunicación en su rol ético y formativo, y por supuesto con la institución de la familia, como célula base de la sociedad, para abordar de manera sinérgica soluciones creativas y factibles a una problemática estructural que impacta la percepción de certezas en el bienestar de los habitantes de nuestra aldea global, aldea de la cual todos somos partes y a la vez responsables de su sustentabilidad.
Es importante recalcar que a la luz de los desafíos que enfrenta el ser humano de hoy, como en este caso puntual en donde hemos abordado los efectos del cambio climático, la familia es una valiosa instancia para intencionar el diálogo y hacer consciente a cada uno de sus integrantes que nos estamos aproximando a desafíos que requieren pensar soluciones trabajadas en equipo, y con un enfoque multidisciplinario, acompañado de valores trascendentes y transformadores, como lo es la integración del respeto a la dignidad del ser humano, en relación al respeto por los ecosistemas en los cuales se desenvuelve la persona y los demás integrantes del entorno y las comunidades.
El tomar conciencia del valor de los recursos naturales, y de la convivencia armoniosa con los territorios, debiera necesariamente llevarnos a una profunda reflexión y autocritica, que nos invite a reformularnos las prácticas individualistas que no nos han permitido como aldea global llegar a acuerdos que favorezcan el bienestar y la proyección futura favorable de los habitantes de nuestro planeta.
Frente a una temática tan compleja y de tamaña magnitud, se requiere sin duda del nacimiento de un nuevo ser humano, generoso y receptivo, cuya filosofía comprenda el valor de la vida como un todo integrado en relación con las comunidades, en ello sin duda la familia tiene un rol de gran significancia.