El valor del agua
En la última década, se ha puesto en boga la importancia del recurso hídrico, tomando auge la celebración del día internacional del agua establecido el 22 de marzo de cada año, establecido por Asamblea General de las Naciones Unidas desde el año 1993.
Se hace necesario reflexionar antecedentes tales como que en países desarrollados se consumen 350 litros de agua por persona al día, mientras que en países en vías de desarrollo y con escasez de agua, se llegan a utilizar apenas entre dos y cinco litros por día, siendo el agua un derecho universal al que toda persona debiera tener la posibilidad de acceder para asegurar su salud, hidratación, regadío, la minería, la energía, la piscicultura y la recreación, entre otros aspectos.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por Chile en el año 2015, uno de los objetivos es “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”; la extensa y prolongada sequía que ha experimentado nuestro país en los últimos años nos hace adentrarnos en lo complejidad que debemos enfrentar frente a la disminución del recurso vital.
La realidad nacional, no dista tanto de la mundial, existiendo evidencia científica de las repercusiones que está generando el cambio climático en nuestros recursos hídricos; disminuyendo las precipitaciones y aumentando las temperaturas, lo que repercute de forma directa en la agricultura y el área económica; existiendo como bases lo remitido por Dirección General de Aguas advierte que, para el período 2030-2060, la disponibilidad de agua en el norte y centro del país podría disminuir más de un 50%; mientras que, para la macrozona sur, esa reducción podría llegar al 40%; lo que afecta a nuestra sociedad chilena de forma directa si reflexionamos por las características geográficas nuestro territorio.
La valoración real de este recurso vital para las personas pasa por establecer lineamientos políticos sociales y económicos que permitan lograr la sustentabilidad a largo plazo; se puede mirar como una meta poco alcanzable, ya que requiere movilización de entes nacionales, sin embargo, de forma paralela las bases deben iniciar la educación respecto de la valoración real y utilización de este recurso escaso y vital.