Los riegos que deberá sortear la Unidad Constituyente
Ya toma forma el candidato presidencial de la Unidad Constituyente (ex Concertación y ex Nueva Mayoría), el 21 de agosto será la consulta ciudadana presencial para su elección y este lunes 2, el debate televisado. En un par de semanas podrán votar independientes y militantes que conforman el pacto que encabezarán la socialista Paula Narváez, la demócratacristiana Yasna Provoste y el Radical Carlos Maldonado.
Sin embargo, en esta cuarta elección del año se advierte un escenario desafiante respecto a la participación, por una parte, habrá evidencias, control, actas y votos físicos y, por otra, esta elección no estará respaldada por la neutralidad del Servel, que por ley solo regulan y financian las primarias (legales) y no a las consultas (ciudadanas).
Por lo pronto, a considerar la relevancia de este proceso, principalmente con la información que se pueda obtener de dos preguntas clave, en primer lugar será interesante conocer cuántos ciudadanos serán capaces de convocar, por los principios de representatividad y, segundo, ¿surgirán votos de protesta o de castigo, incluso el voto útil, con el propósito de dejar huérfano a algún candidato?
Con lo que se despeje de estos planteamientos, se sumará la interrogante qué tan fraccionada podrá quedar la coalición y, también, está la posibilidad de que se genere un tremendo espacio de diálogo y proyección del bloque, con miras a consolidar una potente alternativa de gobierno.
Asimismo, aquí estarán todos habilitados para votar, incluidos los independientes (que son la mayoría), ya que el padrón no se puede depurar para evitar militantes de otros partidos y, en este escenario, puede quedar abierta la intervención de los extremos para desvirtuar los resultados.
Precisamente, a este tipo de riesgos se expone la Unidad Constituyente, que ya debiera haber tomado conciencia del daño electoral y mal negocio que significó quedar abajo de las primarias presidenciales, con todo el ambiente que ello implica, los medios con programación especial, gente concurriendo a votar, todos los candidatos en las conversaciones familiares. Pero a esta altura, el foco tiene que apuntar a cómo pondrán en debate las ideas para que la ciudadanía termine escogiendo a quien mejor los represente y, claramente, tratando de darle visibilidad a la consulta.
Consulta que no debiera tener menos de un millón de votos, de lo contrario será leído como un fracaso. Lo claro que la Unidad Constituyente monopolizará los contenidos políticos y acaparará la atención, dejando a un lado por un tiempo a los dos candidatos que superan el 20%, Sebastián Sichel y Gabriel Boric. Con todo esto la presidencial se pone interesante.