Educación Técnico Profesional, herramienta de equidad social y de género
Sin duda, la educación es una de las más poderosas herramientas con que cuentan los países, y la humanidad en general, para mejorar las condiciones de vida y desarrollo de sus habitantes. Incluso en Chile, durante el siglo pasado, un entonces aspirante a la Presidencia de la República realizó una campaña donde su lema fue Gobernar es Educar, lo que, finalmente, lo llevaría a alcanzar la primera magistratura.
Pero esos eran otros tiempos y las condiciones eran de otro Chile, comparativamente hablando.
No obstante, en la actualidad es posible afirmar que en la Educación Superior Técnico Profesional (ESTP) encontramos una poderosa oportunidad para corregir asimetrías y contribuir decisivamente a alcanzar la ansiada equidad. Esto quedó plasmado en el informe Políticas de equidad en el acceso a la Educación Superior Técnico Profesional en perspectiva comparada, desarrollado por Vertebral, entidad que en Chile reúne a los Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica acreditados.
Así, los países de la OCDE señalan en documentos de política pública referentes al ámbito de la ESTP, que un criterio central de equidad es la igualdad de acceso a este tipo enseñanza y a la educación en general, así como también la posibilidad de completar los estudios, junto con enfatizar la necesidad de superar obstáculos económicos, de género y exclusión, que pueden afectar a la población o a grupos específicos como son los de mayor vulnerabilidad socioeconómica: pueblos ancestrales, inmigrantes, de tercera edad y con discapacidades de diverso orden. Internacionalmente, han existido importantes esfuerzos para reducir y neutralizar las inequidades en la ESTP. De esta manera, estas iniciativas buscan remover barreras socioeconómicas al acceso, estudios, retención y conclusión; eliminar barreras académicas; facilitar el acceso y conclusión de estudios de las mujeres; favorecer estudios, retención y conclusión en zonas geográficamente apartadas; estimular el acceso y retención de estudiantes pertenecientes a minorías étnicas, pueblos ancestrales, inmigrantes y otros grupos sub representados; impulsar políticas inclusivas para estudiantes con necesidades especiales, y asegurar oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida, incluyendo a la tercera edad.
En este sentido, Chile no ha sido la excepción en cuanto a formulación e implementación de políticas de equidad durante las últimas décadas. Los impactos de estas iniciativas se reflejan claramente en el aumento de los niveles de formación entre diferentes quintiles socioeconómicos, especialmente, en los quintiles I y II, donde mientras el año 2006, 365.235 de estos tenía educación superior incompleta o completa, en 2017 dicha cifra se había elevado a 926.873.
En tiempos de grandes y legítimos esfuerzos en pos de la equidad, desde Vertebral estamos convencidos de que la entrega de oportunidades de formación para la población adulta, de bajos ingresos, grupos rurales, individuos pertenecientes o descendientes de pueblos indígenas y alumnos inmigrantes son una importante fuente de contribución para el país más justo que todos queremos alcanzar. En todos estos casos, los centros de formación técnica e institutos profesionales a lo largo del país desempeñan un rol fundamental, constituyéndose en una verdadera llave de acceso a más y mejores oportunidades para millones de chilenos desde su educación formal. Gobernar es educar, y educar será siempre avanzar.