Javiera Magna, alumna de Medicina Veterinaria: “Estar en los Trabajos Voluntarios con gente que perdió todo en un incendio nos llega al alma”

Para los alumnos de Santo Tomás Viña del Mar, los Trabajos Voluntarios de Invierno 2019 fueron muy diferentes a los de años anteriores. Esta vez les correspondió convivir durante cinco días con la comunidad de Callejón Cabrera, en Limache, sector que en el verano recién pasado fue afectado por un incendio que destruyó más de 60 casas. Compartir con vecinos que lo perdieron todo y que aún se emocionan al recordar esa tragedia, sin duda conmovió a los jóvenes tomasinos.

Javiera Magna, alumna de cuarto año de Medicina Veterinaria, reconoce que este voluntariado fue especial desde el punto de vista emocional: “trabajar con gente que perdió todo en el incendio nos llega al alma. De repente cuanto estamos conversando los vecinos nos dicen ‘teníamos tal cosa, pero se la llevó el incendio’ y lo dicen muy rápido porque están todavía con esa herida abierta. Hay que sabe llevar ese tema… lo bueno es que en el grupo tenemos estudiantes de Psicología y ellas saben cómo manejarlo mejor”.

A pesar de los recuerdos todavía frescos del incendio, la estudiante destaca que la comunidad de Callejón Cabrera destaca por su hospitalidad y cariño. “Somos como sus hijos nuevos. Ha sido maravilloso en ese sentido, la gente acá es un amor, súper amable. Nos están siempre cuidando, acompañando, entonces ha sido una muy linda experiencia. Por lo menos mi grupo está feliz y también he visto que los chicos nuevos están felices con la experiencia”, asegura.

La alumna de Medicina Veterinaria cuenta que antes solo había asistido a los Trabajos Voluntarios de Verano 2019, en Paihuano. “La convivencia no es para nada difícil, en el grupo hay varios que nos conocemos de otros voluntariados, entonces hay un ambiente súper agradable. Y a mí personalmente me encanta el hecho de relacionarnos con otras carreras porque así uno aprende cosas. Yo, por ejemplo, les enseño cómo tratar a los animales, cómo acercarse, y los de Enfermería nos enseñan primeros auxilios, entonces al final todos aprendemos de todos”, dice.

 Operativo Veterinario en Callejón Cabrera

En esta ocasión, a Javiera le correspondió además ser una de las coordinadoras de los alumnos voluntarios, lo que implicó un cambio de rol. “Yo siempre ando ‘loqueando’ y ahora ya no puedo, tengo que ser más seria porque me relaciono más con los vecinos… me mandan a mí a hablar con ellos porque soy la jefa, jajaja. Es lindo, me gusta, aunque es cierto que significa una responsabilidad qua antes no tenía”, confiesa.

Si bien esta es la segunda vez que participa toda la semana en unos Trabajos Voluntarios, cuenta que en años anteriores siempre asistía a los operativos específicos que hacía su carrera en cada voluntariado. Y son esas ocasiones las que ella parece disfrutar más: “había dos casos que me interesaban en particular, que se los había comentado a la profesora Soledad (Hinojosa) y los pudimos ver. La gente siempre llega a estos operativos por las vacunas y la desparasitación, entonces la idea es siempre hacerles conciencia de la tenencia responsable de mascotas, recordarles que los animales se tienen que desparasitar cada tres meses y vacunar todos los años. Me gustó que la gente llegó a pesar que algunos viven lejos de la sede”.

Acá, nuevamente el recuerdo del incendio se hizo presente. “Nos dimos cuenta que los perros son muy regalones, siguen a la gente para todos lados y las personas cuidan a los propios y a los de sus vecinos. Es que ellos también son sobrevivientes del incendio porque nos contaban que muchas mascotas se perdieron, otras se quemaron las patas y las colas. En nuestra carrera nos preparan para ser fuertes ante estas situaciones, pero uno se pone en su lugar y debe ser terrible perder así a una mascota. Como decía, la herida del incendio todavía está abierta”.