Incentivando la lectura, un buen regalo para esta navidad
Debemos acercar a los niños a la lectura, ser partícipes de este encuentro. Evitemos disponer los libros en altas estanterías y dejémoslos a la altura de quienes más lo necesitan. El escritor y premio Nobel Mario Vargas Llosa dijo una vez lo siguiente: “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado. Casi 70 años después recuerdo con nitidez esa magia de traducir las palabras en imágenes».
La lectura de textos es una acción que ya no es muy valorada en estos tiempos, sabemos que despertar este placer y hábito es algo que se inicia a muy temprana edad, lo cual para muchos es algo asumido de antemano. Hoy ni siquiera nos detenemos a tomar en cuenta cuando los niños o niñas son capaces de leer una etiqueta de algún alimento.
¿Este logro a quién hay que otorgárselo? Aquel momento en el cual se puede hacer una conexión entre significado y la palabra escrita es algo casi indescriptible: el comprender, el entender lo que quiere decir.
Hemos perdido la capacidad de asombro frente al fenómeno del proceso lector, no nos impresiona que nuestro hijo pueda leer o escribir, pasamos por fuera de su habitación y no prestamos atención que ahora ya no necesita emitir la palabra, pues se encuentra leyendo en silencio.
Es por esta razón que debemos acercar a los niños a la lectura, ser partícipes de este encuentro. Evitemos disponer los libros en altas estanterías y dejémoslos a la altura de quienes más lo necesitan.
El escritor y premio Nobel Mario Vargas Llosa dijo una vez lo siguiente: “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado. Casi 70 años después recuerdo con nitidez esa magia de traducir las palabras en imágenes».
Dejemos de lado las tablets o smartphones como regalo de Navidad, busquemos que el futuro de nuestro país conozca el encanto de la imaginación propia y el desarrollo de la creatividad. Muchos dicen, “si le regalo un libro a mi hijo, me lo tiraría por la cabeza”, por esta razón desarrollemos este hábito desde niños. Un cuento antes de dormir no solo impulsa la comprensión lectora, sino que también establece vínculos entre padres e hijos.
Olvidemos esa frase tan errada que dice, “para qué lo voy a comprar, si está en internet”, con esto nos engañamos a nosotros mismos. Los niños son curiosos, al abrir las páginas de un libro pueden avanzar o retroceder a su antojo, se acercan de manera tangible, ellos conocen también a través de sus manos. Unamos a los docentes en este proceso, también seamos nostálgicos y reconozcamos a los profesores que con infinita paciencia nos enseñaron el bello camino de la lectura y no demos esta batalla por perdida.