La matrícula femenina en la carrera Construcción Civil en Santo Tomás Rancagua aún no llega al 50%, pero en el marco del Día de la Mujer, quisimos rescatar testimonios de quienes comienzan acortar esta brecha.

Ya no es tan extraño que las mujeres se inserten en el rubro de la construcción. Este año, en Santo Tomás Rancagua, se matricularon 16 alumnas de un total de 43 estudiantes; similar situación se registró el 2018, cuando Francisca Rivas (25) ingresó a la carrera. Actualmente, ella se encuentra a punto de rendir su examen de título y recuerda cómo fue el inicio: “Tuve muchas dudas al matricularme, pensé que no habría mujeres en la construcción, ya que antes estudié Técnico en Minería y se me dificultó mucho conseguir trabajo, pero cuando fui a matricularme tuve una conversación con quien era coordinadora de carrera, y también constructora. Ella me inspiró y me di cuenta de que también podía”.

Y así lo pudo evidenciar durante su práctica profesional: “Fui muy afortunada de enfrentarme directamente al mundo laboral por primera vez con jefas ingenieras mujeres, tuve la suerte de aprender mucho de ellas, es ahí en dónde me quedó más claro que somos capaces de enfrentarnos a todos los desafíos y ámbitos propuestos por nuestra carrera”.

Por su parte, Rafaela Avilés Echeverría (24) está comenzando este camino como alumna nueva en la carrera: “Estoy muy motivada, tanto para dar un mejor estatus a mi hija, pero también es por mí, por ser alguien, laboralmente, y creo que me faltó más estudios en mi vida, y nunca es tarde. Vi que en Santo Tomás hay muchos talleres para apoyarnos en Matemáticas, Lenguaje y Comunicación”, comenta la estudiante y agrega: “Opté por Construcción Civil porque la construcción nunca se va a acabar y porque había pocas mujeres, yo pensé que iba a estar sola, pero me encontré con otras compañeras y ha sido un apoyo”.

Es así como en los primeros días de la Semana Cero conoció a Romina Araya (27), quien al igual que Rafaela viene de Rengo y es madre, pero de tres niñas: “Fui mamá muy joven y mi pareja anterior no me apoyaba mucho. Siempre fue mi sueño estudiar, pero él nunca me lo permitió. Me separé y mi nueva pareja, cuando nos conocimos, me preguntó cuál era mi sueño, y yo le dije que estudiar, y él me dijo que me apoyaba”, recuerda.

“Elegí esta carrera porque entré a trabajar haciendo aseo en la construcción, de ahí me pasaron a bodega y me llama mucho la atención. Además, había una Constructora Civil y pensé que, si ella puede, por qué yo no”, comenta la nueva tomasina, quien espera no reprobar ninguna asignatura y cumplir con su sueño, “porque aparte de ser un sueño de darle mejor futuro a mis hijas, es un sueño propio y nunca es tarde para ejercer”.