Contingencia sanitaria la encontró en la ciudad de Rawson, capital de la provincia argentina del Chubut.

Una inusitada situación es la que vive la alumna de tercer año de la carrera de Psicología Vespertina UST de Puerto Montt, Jenifer Morales Morón. La estudiante procedente de Futaleufú, provincia de Palena, se encontraba disfrutando de unas mini- vacaciones en el país vecino cuando fue decretado el aislamiento social obligatorio.

Al comentar su experiencia Jenifer señala; “cuando finalizó la temporada de verano y dejé de trabajar, decidí viajar a Argentina para disfrutar mis últimos días de vacaciones y también visitar a familia y amigos antes de comenzar las clases y regresar a Puerto Montt para el año académico; por lo que mi viaje serían solo 5 días. Una vez en Rawson cuando apenas llevaba 3 días, por las noticias me entero que la situación se complejizaba cada vez más en ambos países, por lo que empecé a agilizar el regreso, pero por la alta demanda de pasajes no conseguía para los días próximos; logré uno para el 18 de marzo, pero ya el día 17 comunicaban en Argentina el aislamiento social y obligatorio en todo el país, lo que implicaba la paralización de transporte terrestre y vuelos de cabotaje, y junto con ello, a los pocos días, el cierre de fronteras que no permitía entrada ni salida del país como hasta el día de hoy, ya casi dos meses de esta situación”.

¿Qué sentiste cuando entendiste que por un tiempo no podrías regresar?

En primer lugar mi única preocupación fue la universidad, porque entendía que esto no sería solo algunas semanas, sino que al menos hasta junio tendría que estar aquí; luego fueron muchos los sentimientos, me causaba ansiedad la incertidumbre de no saber que pasaría, cual sería la magnitud de lo que se venía, que implicaba el aislamiento, como me manejaría económicamente dependiendo el tiempo que tuviera que estar aquí, eran tantas las dudas que angustiaba, hasta la poca ropa que había traído era un tema, pero al correr de no muchos días todo se esclarecía y comenzaba a acomodarse.

¿Cómo afrontaste el tema de que tendrías que tomar clases on-line desde allá?

Fue un real alivio, de verdad que agradecía y aún lo hago, el tener esta opción y no tener que haber congelado, porque las opciones que tenía para regresar en caso de que en Chile todo siguiera normal, para mí eran nulas. Por lo que poder tomar las clases desde aquí, en condiciones que no son normales, es importante en mi proceso de formación; y al menos en mi caso no lo desaprovecharé, aunque la carga sea aún más y cueste el doble. También sé que talvez quedemos con algunos vacíos de contenidos, pero considero que peor es para aquellos alumnos que ni si quiera tienen esta opción que nos brinda a nosotros la universidad.

¿Cómo ha sido el proceso? ¿Te ha costado?

Por un lado el proceso del encierro, en la primeras semanas era muy novedoso, algo que obviamente no habíamos nunca antes vivido, por lo cual no me costó y trataba de alguna manera de “disfrutarlo” y tomarlo con calma, porque al final es un proceso de cuidado propio y cuidado a quienes comparten conmigo el aislamiento; pero a medida que pasaron las semanas, cuando ya habíamos cumplido un mes, se hacía notar el cansancio del encierro tanto físico como mental, las ganas de caminar, la necesidad de volver a casa y reencontrarme con los míos, son días de muchas emociones y cambios, pero normales para el proceso que vivimos.

El desafío de las clases virtuales

Con respecto al proceso de clases en modalidad virtual, reconozco que creí que sería divertido, pero es un proceso agotador, en donde pasamos de 10 a 12 horas diarias frente al PC para poder cumplir con los requerimientos de cada asignatura, incluidas luego las horas de clases finalizando el día. Cada vez que me preguntan sobre esto recuerdo porque nunca opté por una carrera virtual y preferí la presencial. Sin desmerecer el esfuerzo que realiza también cada docente para entregar lo mejor en esta modalidad, considero que es un tanto fría, en donde estamos perdiéndonos el compartir con nuestros pares, el cafecito del brake, las risas durante las clases. Aunque esto lo estamos viviendo en todo ámbito, la virtualidad de igual manera nos está alejando un poco de los afectos y cambió nuestras rutinas por completo, pero como dicen por ahí, hay que resistir para que cuando nos volvamos a ver estemos todos.