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Joven mexicano cuenta su experiencia de intercambio estudiando Ingeniería Civil en Minas en UST Viña del MarGisel Lizama, estudiante de Fonoaudiología UST Concepción
“Antes de entrar a la Universidad no sabía lo que era la Fonoaudiología”
Elegir una carrera o cambiarse de una es, para la mayoría, es una experiencia confusa y llena de ansiedad. Muchos dirán que sigas tu pasión o que te limites a hacer lo que amas, pero con miles de carreras para elegir no es de extrañar que escoger solo una pueda transformarse en algo abrumador.
Después de saber los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), Gisel Lizama de 23 años, estudiante de la carrera de Fonoaudiología, contó las razones que la motivaron a estudiar esta carrera en la Universidad Santo Tomás.
Enganchada al voluntariado
Con un sentido humano y colaborativo a flor de piel, se ha dedicado a mejorar la calidad de vida de cientos de niños con discapacidad, ha podido fortalecer sus habilidades blandas en el camino, mantener una actitud positiva ante la vida y promover nuevos programas que integren a la sociedad en materia de inclusión.
Profesional de la carrera de Técnico en Enfermería y con ansias de continuar su licenciatura, Gisel Lizama jamás imaginó que con el tiempo la Fonoaudiología se convertiría en su nueva vocación y pasión.
“Antes de entrar a la Universidad no sabía mucho lo que era, en Teletón descubrí lo que en realidad se trataba la Fonoaudiología y ahí fui conociendo distintas áreas. Me gustaba mucho lo que era la comunicación, pues el fonoaudiólogo no se encarga solo de una comunicación escrita o hablada, la lengua de señas también está dentro de los tipos de comunicación”, cuenta.
Lizama, de 23 años y certificada recientemente por el Departamento de Discapacidad de la Municipalidad de Concepción en Lengua de Señas, es la que dirige el programa “Encontrémonos” de la Teletón en sede Concepción junto a un equipo multidisciplinario.
“Se trata de un programa que busca favorecer al logro del plan de rehabilitación de los niños, niñas y jóvenes en situación de discapacidad atendidos desde casa”, asegura.
Dentro de las actividades que realiza en este programa son: Involucrar a los niños con la sociedad, tratar de romper barreras que la misma familiar crea, orientar a los padres sobre cómo hacer que el niño sea más independiente y apoyar a la familia a través de un proceso de transformación y adaptación a espacios de uso cotidiano para el mejoramiento de la calidad de vida de sus cuidadores.
Fue así como la estudiante del 3 año de la carrera de Fonoaudiología, postuló a recibió la adjudicación por parte del Senadis, por crear un proyecto propio e inclusivo con un enfoque educativo que permitirá a niños de 5 años en adelante poder aprender lengua de señas chilena (LSCh), con la misión de que ellos mismos sean intérpretes de sus compañeros sordos.
Proyecto con Sello Santo Tomás
“El proyecto busca principalmente involucrar la lengua de señas desde los niños preescolares, ya que actualmente los colegios municipales deben pagar un intérprete para que el niño sordo pueda comunicarse con sus pares. La idea es que los mismos niños aprendan lengua de señas para facilitar la comunicación en el aula, para el niño es difícil andar todo el tiempo con un intérprete que le diga lo que su otro compañero quiere trasmitir”, asegura Lizama.
“Buenos días”, “necesito ir al baño”, “mi nombre es”, son algunos de los conceptos que Gisel pretende implementar en el vocabulario de los niños durante el aprendizaje de lengua de señas en las escuelas municipales.
Con la intención de fortalecer la autoestima y la inclusión social, especialmente, este proyecto busca que la sociedad se adapte a los niños con discapacidad auditiva. “Muchas veces tendemos a comparar la inclusión con integración y como chilenos tenemos que hacer que el niño se adapte a nosotros y no nosotros adaptarnos a ellos, esa es la diferencia grande con la inclusión”, comenta.
Según la estudiante, con el proyecto ha aprendido a reconocer el valor de su trabajo y carrera, inspirando a la comunidad y fomentando valores de respeto, solidaridad y esfuerzo con herramientas educativas capaces de generar consciencia.
Fonoaudiología: Vocación y pasión
“Cuando estudiaba Técnico en Enfermería no tenía las herramientas necesarias para entender a las personas sordas y eso me marcó, me preguntaba cuál era la carrera que más me llenaba como persona y descubrí que la Fonoaudiología es un todo, pues mezcla temas de salud y de educación, para mí es una carrera completa”, narra.
La profesional en enfermería aseguró además, que se encuentra agradecida con la Universidad Santo Tomás ya que la carrera le ha aportado muchos beneficios, “no todas las Universidades tienen el ramo de lengua de señas y accedo a ella solo por estar matriculada y eso se valora muchísimo”, señala.
Al mismo tiempo, Lizama comenta que con el proyecto ha podido conocer mucho más a la Universidad, considerando que tiene un programa de integración escolar para personas con necesidades educativas especiales y que se llevan a cabo en el Centro de Aprendizaje.
“La carrera tiene un enfoque muy comunitario, nosotros tenemos ramos en segundo año en los que quizás no intervenimos fonoaudiológicamente pero sí llegamos a la comunidad a ver los problemas que hay a nivel local para luego poder intervenir”.
(…) Hace poco hicimos un vínculo con la oficina de discapacidad de San Pedro de la Paz con el objetivo de prestar servicios en el 2018, lo que hicimos fue invitar a la comunidad a las clínicas de audiología que tenemos en Santo Tomás para realizar exámenes fonoaudiológicos a los niños y adultos mayores que frecuentan el lugar en vista de que no cuenta con todas las herramientas para prestar un servicio integral”, certifica.
Como estudiante de la UST, Lizama comparte un mensaje para los futuros estudiantes de la escuela de Fonoaudiología, “esta es un carrera muy bonita, el fonoaudiólogo no es solo aquel profesional que le enseña a decir la r al niño, somos profesionales multidisciplinarios, tratemos de dar lo mejor de nosotros a nuestros pacientes pues sin nuestra ayuda muchas personas con discapacidad no pudiesen hablar o a aprender a comunicarse con sus familias. El hecho de poder intervenir en una terapia auditiva, de voz o deglución es súper gratificante porque ahí te das cuentas del trabajo tan valioso que tiene un fonoaudiólogo”, culmina.