Joven mexicano cuenta su experiencia de intercambio estudiando Ingeniería Civil en Minas en UST Viña del Mar

Luis Esteban Ramírez-Cabañas originalmente estaría solo un semestre en Chile, pero luego se quedó para realizar su práctica profesional y hoy analiza una oferta laboral que podría extender nuevamente su permanencia en el país.

“Mis amigos ya me están preguntando si me volverán a ver algún día”, dice Luis Esteban Ramírez-Cabañas Sánchez para graficar lo que ha pasado en su vida durante los últimos meses. Gracias a un programa de intercambio, este joven mexicano llegó a UST Viña del Mar para cursar un semestre en Ingeniería Civil en Minas. Ese era el plan original. Pero el alumno de la Universidad Politécnica de Aguascalientes no contaba con que su estadía se prolongaría más allá de lo presupuestado. Primero, porque surgió la opción de cumplir con su práctica profesional en Chile, lo que alargó su permanencia otro semestre; y luego, porque apareció una oferta laboral que hoy está evaluando y que podría ampliar nuevamente su paso por nuestro país.

“Allá en México estudio Ingeniería Mecatrónica. Me faltaba muy poco para titularme así que como mi universidad tiene un convenio con Santo Tomás, busqué alguna beca que me permitiera hacer un intercambio para el primer semestre, pero como me gustó tanto busqué la posibilidad de quedarme el segundo semestre”, resume.

– ¿Por qué elegiste Viña del Mar?

“A mí me interesaba conocer Viña del Mar, había escuchado mucho de la ciudad, de los eventos como el Festival de la Canción, de las playas, etcétera. Recuerdo que cuando hice la solicitud, sabía que iba a marcar Viña del Mar. No conocía la ciudad, pero cuando llegué no me decepcionó para nada, es muy bonito”.

– ¿Cuál fue tu impresión de Universidad Santo Tomás?

“Me gustó todo el compañerismo que hay en la universidad, toda la gente está dispuesta a ayudarte porque cuando llegué estaba muy desorientado. Recuerdo también que los profesores siempre me dedicaban alguna asesoría para darme un poco de guía cuando andaba un poco perdido. También me gustó la carrera, Ingeniería Civil en Minas, porque empecé a ver que se podía relacionar mucho con lo que yo había estudiado en mi país”.

– ¿Tienen algo en común Ingeniería Civil en Minas con Ingeniería Mecatrónica?

“Tienen muy poca relación ahora, pero tienen un potencial inmenso de relacionarse en el futuro porque en Minería se usa mucha maquinaria, muchos vehículos, y una gran parte de mi carrera de Mecatrónica está enfocada en la automatización de los procesos, y como trabajamos mucho con máquinas, hay una posibilidad muy grande de unir ambas carreras y empezar a automatizar algunos procesos, que es lo que trabajé en mi segundo semestre de práctica”.

Práctica profesional con ayuda de Santo Tomás

– ¿Cómo conseguiste esa práctica en la empresa GHH?

“Bueno, lo único que yo tenía pendiente en mi universidad en México era la práctica, así que me comuniqué con ellos y les pregunté si la podía hacer acá y me dijeron que sí, siempre que cumpliera las exigencias normales, algo donde yo aplicara mis conocimientos. Le pregunté al profesor Guillermo (Sánchez-Vera, director de la Escuela de Ingeniería Civil en Minas) y al profesor Omar (Rebaque), les pedí recomendaciones sobre cómo hacer este proceso y ellos me dieron algunas guías que al final me llevaron a esta empresa de vehículos subterráneos para Minería en Santiago”.

– ¿Qué te pareció cambiar Viña del Mar por Santiago?

“Fue igual de bueno, pero diferente. Sí, fue un cambio fuerte, acá la vida es muy cómoda, allá es mucho movimiento en todas direcciones todo el día. Pero es interesante para mí, conocí la tranquilidad de Viña del Mar y toda la emoción de estar en Santiago, donde siempre está pasando algo”.

– ¿Todavía estás cumpliendo con tu práctica?

“He terminado mi práctica hace un par de semanas y ahora la empresa me ha extendido una invitación para quedarme con ellos en calidad de ingeniero. Por supuesto que yo lo estoy evaluando, comunicándome con mi universidad en México para asegurarme de que mi proceso de titulación se puede llevar a cabo aun estando yo acá. Es un cambio muy grande y es incierto lo que el futuro va a traer, pero estar acá en general ha sido una oportunidad de cambios y mejoras constantes para mí”.

– ¿Te imaginaste alguna vez que tu vida cambiaría tanto?

“Nunca imaginé que este año sería así. Yo pensaba venir, tomar clases sobre algo nuevo, aprender un poco más de Ingeniería, conocer la cultura y los lugares de Chile… yo pensé que sería eso, volver a México con conocimientos y experiencias nuevas, pero estaba seguro de volver. Cuando me despedí, les dije ‘vuelvo en cinco meses’, ya dupliqué ese tiempo y todavía estoy acá. Mis amigos me preguntan si estoy retenido a la fuerza en Chile”.

– ¿Algo negativo de estos meses en Chile?

“No fue malo, pero fue complicado ir sobrellevando todos los cambios. Primero llegar acá a Viña del Mar, luego irme a Santiago, cambiar de estudiar a hacer la práctica, fue difícil hacerlo todo por primera vez sin saber cómo era mejor hacerlo. Por suerte todo salió bien. Y en lo cotidiano, todavía me cuesta mucho entender cómo hablan los chilenos, usan muchos modismos y palabras que suenan igual, pero acá tienen otro significado. Eso y el ´poh’, que para mí es un misterio, aunque en estos 10 meses ya se me han salido dos o tres ‘poh’ al final de mis oraciones”.

estudiante mexicano intercambio

Luis Esteban Ramírez-Cabañas junto a los docentes Omar Rebaque, Miguel Ángel Solís, y el director de Ingeniería Civil en Minas, Guillermo Sánchez-Vera.