Javier Huiliñir Curío

Docente Formación e Identidad

Santo Tomás, sede Temuco

 El 21 de marzo es conmemorado el Día de la Eliminación de la Discriminación Racial, ese día, en 1960, la policía abrió fuego y mató a 69 personas en una manifestación pacífica contra la ley de pases del apartheid que se practicaba en Sharpeville, Sudáfrica. Lo anterior, es una posibilidad para reflexionar respecto a si estas prácticas discriminatorias siguen presentes en nuestra sociedad, puesto que, aún pueden identificarse expresiones que están en nuestro inconsciente social como: “la india esa” y/o “el negro ese”.

 

Considerando lo anterior, el filósofo Emmanuel Lévinas, propone el concepto de otro, definido como alguien que es distinta(o) a nosotras(os), pero que nos ayuda a descubrirnos desde el cuestionamiento ¿Quién soy yo?, es decir, en esta manifestación del otro somos nosotras(os) mismas(os) quienes estamos descubriéndonos como personas al dar la posibilidad para vincularnos con personas de distinta configuración biológica, social, afectiva e histórica. En efecto, las personas cuando discriminamos a una persona, es porque no queremos descubrirnos a nosotras(os) mismas(os) y, por el contrario, creemos que las relaciones son desde una perspectiva de superioridad donde el comienzo y fin es una(o) misma(o), sin que otras personas tengan espacio en nuestro desarrollo personal-social, olvidando que, al establecer esta conexión, emergerán otras perspectivas y las cosas quizás no serán cómo pensábamos qué eran, produciéndose un cuestionamiento a aquello que yo tenía como fundamento único e irrefutable. Por ejemplo: cuando una persona discrimina a otra por tener un determinado color piel y determinados rasgos físicos, sintiéndose superior, colocando un criterio de no validación hacia un otro sino cumple con ciertos requisitos de color de piel o rasgos físicos, imponiéndose un juicio personal discriminatorio por el sólo hecho de poseer estas características.

 

Por lo tanto, el Día de la Eliminación de la Discriminación Racial, es una invitación para mirarnos como sociedad y cambiar estas prácticas discriminatorias raciales que nos conducen a una deshumanización profunda, convirtiéndonos en seres humanos egocéntricos y narcisistas que no valoran la importancia de relacionarnos con los otros, a no ser que posean mí mismo color de piel y/o rasgos físicos, perdiendo una gran oportunidad de vincularnos con otros para validar/aceptar/aprender de nuestra riqueza multicultural, que nos cuestiona, pero a su vez, es un profundo autodescubrimiento personal/social.