Investigador UST no descarta que se puedan producir nuevas varazones

190 toneladas de sardinas fueron halladas en distintos puntos de la Región del Biobío.

Se presume que este alarmante fenómeno registrado en Laraquete y el Río Carampangue, corresponda a una hipoxia por surgencia costera, un evento que provoca la falta de oxígeno en las aguas superficiales del mar.

El Dr. Heraldo Norambuena, Biólogo en Gestión de Recursos Naturales e Investigador del Centro Bahía Lomas de la Universidad Santo Tomás Concepción, explicó que este es un hecho que no solo llama la atención de Sernapesca y la Superintendencia del Medio Ambiente sino también de la comunidad científica.

“El contexto de cambio climático en el que estamos, este tipo de fenómenos se vuelven más intensos o frecuentes pero lo que ha ocurrido en los últimos meses es alarmante, lo inusual es la cantidad de peces afectados, es enorme y son varios cientos de toneladas”.

A pesar de que este sea un fenómeno natural, hoy día son muchos factores los que pueden estar influyendo en las mega varazones. Si bien, la frecuencia e intensidad con la que se producen son mayores respecto de otros años, se considera que las causas son de origen natural.

La literatura científica indica que, en general, las varazones se deben a hipoxia (poco oxígeno) o a fenómenos como el exceso de sedimento en suspensión y cambios en la temperatura del agua. Hipótesis que ha arrojado mayor respaldo por las autoridades y los científicos del país, así lo afirmó el académico, “Cuando hay muy altas cantidades de CO2 y muy bajo oxígeno se produce la muerte fulminante de peces en el mar”.

Una segunda hipótesis que está en investigación pero que se maneja es la contaminación costera, dado que los acontecimientos históricos dan cuenta que las varazones más comunes se deben a la degradación de las zonas costeras, hechos que se han acelerado notablemente en los últimos tiempos a medida que aumenta la introducción de contaminantes nocivos para el ecosistema y que son producto de la actividad humana.

Otra de las respuestas claras en la que coinciden autoridades y expertos tiene que ver básicamente con el cambio climático y el fenómeno de la Niña en el que nos encontramos, un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de la temperatura de la superficie del océano en las partes central y oriental del Pacífico, además de otros cambios en la circulación atmosférica, vientos, presión y precipitaciones. A esto, el académico señaló que “hay que considerar el contexto, no necesariamente estos fenómenos se rigen por un solo proceso subyacente que estaría ocurriendo, sino que puede ser la suma de varios factores”.

De esta manera, destacó que estamos frente a un fenómeno de la niña con intensidad media a alta que debería haber terminado en 2020 pero que se extendió hasta el primer semestre de 2021, evento que genera que en América del Norte haya precipitaciones por sobre la media y en América del Sur se produzcan precipitaciones por bajo la media, generando como consecuencia condiciones de mayor sequía en el continente.

Heraldo_Norambuena_baja-1024x737

En ese escenario, el doctor en sistemática y biodiversidad, Heraldo Norambuena, añadió que, “estamos viviendo eventos atmosféricos que podrían estar intensificando estos procesos que podrían ser naturales como la surgencia costera, además hay que sumar el cambio climático, estamos en uno de los últimos quinquenios de mayor temperatura desde que se lleva registro”.

¿Se vienen más? Sin lugar a dudas, “la región del Biobío se encuentra en una zona mínima de oxígeno que hay de estas tres zonas en el mundo y Chile es una de ellas. Esto afecta completamente las condiciones de vida del ecosistema, si bien en la región el comportamiento es estacional estos eventos se pueden evidenciar con mayor frecuencia en primavera-verano. Por lo tanto, hay muchos factores que están influyendo y que posiblemente veamos más varazones, pero hay que esperar resultados más concluyentes de parte de las autoridades y las investigaciones que se están haciendo al respecto”, concluyó el académico.