“Tomasin@s transformando Chile”: Egresados de Talca, Viña del Mar y Los Angeles destacan Sello UST en su formación profesional

La Directora Nacional de Escuela de Trabajo Social UST, Beatriz Aguirre, moderó la conversación con los egresados quienes coincidieron en lo fundamental de su proceso formativo en la UST, cómo se desarrolló su inserción laboral y el análisis de los desafíos y necesidades del mundo social actual.

David Guerra, egresado el 2016 de la sede de Viña del Mar pero que hoy reside en Coyhaique, comentó que, si bien el nivel de exigencia era alto durante su proceso formativo, está agradecido ya que su experiencia en la carrera fue “mejor de lo que yo esperaba, siempre nos permitieron ser innovadores, abordar temáticas nuevas donde el trabajo social tenía algo que decir”.

Por otro lado, ahondó sobre cómo es ejercer la profesión durante la pandemia, dado que es un trabajo en terreno constante. “Hoy el trabajo social y las instituciones han tenido que aplicar nuevas fórmulas para atender a la gente, como el teletrabajo, pero en nuestro caso, no ha sido tan beneficioso, es por eso que tenemos que preguntarnos ¿de qué forma vamos a llegar a la gente y entregar ayuda? Todos estamos aprendiendo y nadie estaba preparado, es una reconstrucción para el trabajo social”.

 Jorge Encina, egresado el 2017 de la sede de Talca, enfatizó en la labor de los docentes más allá de su trabajo académico: “Agradezco a los docentes de la escuela, que son grandes profesionales más allá del currículum, sino también en calidad humana. Como jóvenes uno los ve exigentes, pero en el mundo laboral puedes ver los resultados del trabajo formativo, la motivación para seguir perfeccionándose y la Universidad te apoya en eso”.

Lucía Ortega, egresada el 2018 de la sede de Los Ángeles, y quien actualmente se encuentra participando en el desarrollo de un proyecto dentro de la escuela de Trabajo Social de UST, ahondó en las herramientas que pudo desarrollar durante su proceso formativo que le han permitido sobrellevar situaciones complejas, tanto en las prácticas como en el mundo laboral. “Es fundamental desarrollar las habilidades personales y profesionales para resolver los conflictos. La empatía, el liderazgo social, la comunicación afectiva son habilidades que van de la mano y nos permiten salir al paso de una situación difícil”.

Por otro lado, enfatizó la importancia de la profesión en el contexto de pandemia y el seguimiento a las familias y personas que lo necesitan. “El trabajo social es una profesión interpersonal y nos está costando en este contexto ya que la pandemia no nos deja ir a las casas y hacer listas domiciliarias, pero si debemos mantener contacto permanente con las personas y que sientan que no los olvidamos ya que finalmente acuden a nosotros por algo. Somos agentes de cambio en terreno y hoy el terreno no está disponible, pero sí podemos a través de un mensaje o un correo”.