Egresada Técnico Jurídico

Si a los 50 años pude terminar esto, puedo hacer mucho más

A los 47 años, luego de finalizar su labor de crianza con sus dos hijos, Patricia Gavilán Gutiérrez sintió que necesitaba cerrar un tema pendiente en su vida. Decidió postular a los beneficios ministeriales y con el apoyo de su familia se matriculó en Santo Tomás para convertirse en Técnico Jurídico.

“Decidí entrar a estudiar a los 47 años, cuando me quedé sola, sin mis hijos, porque, la chica se casó y el grande se fue a vivir con su pareja… y yo siempre dije ‘¿qué se sentirá estudiar? Quiero vivir la experiencia’, porque viví la experiencia de mis hijos, pero no la mía”, cuenta Patricia el mismo día que aprobó su examen de título.

“Yo soy de los ’80 -agrega- en esa época era difícil, entonces me casé, me dediqué a criar a mis hijos y cuando se me dio la oportunidad me dije ‘si me gano una beca, estudio’. Y me la gané, y acá estoy, terminando mi carrera”.

Para Patricia, retomar sus estudios fue un desafío e incluso reprobó un ramo, pero hoy cuenta que le hizo bien, que “fue bueno, porque lo aprendí de mejor forma”.

“Puede que (a esta edad) cueste retomar los estudios, pero la satisfacción propia, el sentir este gustito que yo siento hoy, al haber rendido mi examen de título: ¡lo logré! (…) si a los 50 años  pude terminar esto, puedo hacer mucho más”.

Examen de título: Fin de un ciclo e inicio de otro

Tras dos intensos años de estudio, Patricia realizó su práctica profesional en la Dirección del Trabajo; un lugar que le dejó grandes aprendizajes y experiencias.

“A mi edad, busqué un lugar donde sintiera que tenía más posibilidades de trabajar. Y lo bueno es que en la dirección te dan la posibilidad de postularte a las unidades; técnica, administrativa, auxiliar o profesional, entonces hay campo amplio”, cuenta Patricia.

Fue en la Dirección del Trabajo donde Patricia dilucidó aún más su vocación de servicio y sus ganas de orientar al resto, no sólo en temas legales, sino también motivacionales; pues dentro de sus planes, hoy incluso contempla la posibilidad de hacer coaching vocacional a gente adulta que, como ella, quiera comenzar a estudiar.

“A mí me gustaría también hacer coaching, para llegar a más gente de mi edad, para contarles que se puede sin importar la edad. Uno vive este proceso con los hijos, pero no es lo mismo, es un orgullo distinto”, enfatiza.

Hoy, a sus cincuenta años, Patricia finaliza la enseñanza superior, con un 6.2 en su examen de título y las felicitaciones de su jefe de carrera y docentes; pero este no es el final, sino el principio de un nuevo desafío.

“El examen lo disfruté, porque cuando hice la práctica fui digiriendo todo lo que aprendí y lo fui reforzando, entonces lo disfruté. Ahora, en adelante, voy por más, porque puedo, porque soy la mejor”, cuenta sonriente y confiada.