¿Y, entonces, cuál es la diferencia?

Cada ser humano que por obra divina pisa esta tierra, percibe el mundo de diversas formas. Característica que no dejamos de ver u oír en distintas nomenclaturas, autores, etc. Al momento de hablar sobre el trastorno del espectro autista, escuchamos “Las personas con T.E.A. perciben el mundo diferente”, pero ¿qué quieren decir con eso? ¿quién no lo hace? Cada uno de nosotros de distintas maneras procesamos nuestros sentidos, la manera en que observamos el entorno al caminar o cuando queremos hacerlo detenidamente con algo, la manera de escuchar, si no queremos perdernos nada, si al conducir nos distraemos, o al momento de ver algo nuevo, necesitamos manipularlo, quien no conoce el dicho “no se mira con las manos”, en fin.

Cada uno de nosotros busca constantemente percibir, sentir, recibir información de lo que nos rodea, utilizando nuestros diferentes sentidos y cómo responden a los estímulos que nos proporciona el entorno de manera inconsciente o consciente. Es tanto así que muchas conductas generalizadas atribuidas al T.E.A las realizan personas neuro típicas. Absoluta y básicamente todos nosotros somos cerebros distintos que se manifiestan por distintas conductas, distintas maneras de percibir lo que nos rodea y por supuesto que todo va a estar arraigado a nuestras propias y distintas experiencias vividas.

Desde mi propia experiencia como madre dentro del espectro y respondiendo a lo anterior, es totalmente necesario proporcionar la inclusión desde la comprensión, desde el conocimiento real, la investigación, la actualización y el cuestionamiento constante, entre el funcionamiento propio de nuestros hijos, amigos, compañeros de curso, o como sociedad hacia una justa respuesta sobre los derechos de igualdad de oportunidades para cualquier individuo o familias pertenecientes al espectro. La educación dentro y fuera del hogar, la educación de inclusión dentro y fuera de la escuela y la educación de inclusión en nuestra sociedad, en nuestras calles, es la clave que garantiza y proporcionará el óptimo desarrollo, los avances y autonomía en las personas con T.E.A, según lo requieran.

Algunas actualizaciones

En la búsqueda por romper barreras y estigmas desde la definición de trastorno como total – recordando que esta palabra se ve asociada a una enfermedad y cómo podemos ver, finalmente son características diferentes, o sea, condiciones diferentes de como percibir o manifestarse – viene con fuerza el requerimiento de que hablemos de C.E.A (Condición de Espectro Autista) versus T.E.A. (Trastorno del Espectro Autista).

Por otra parte, sigue en encrucijada la constante pregunta ¿Y por qué pasa esto? Pese a las variadas investigaciones a nivel mundial, no existe una causa determinante o única. Lo que sí podemos tener claridad es que las vacunas no son una causal. En las últimas décadas, se han desarrollado una gran cantidad de investigaciones internacionales buscando respuesta a esta interrogante. Los estudios apuntan a evidenciar o determinar un vínculo entre posibles efectos tras la aplicación de la vacuna triple vírica (sarampión, paperas, rubeola o aquellas que como componente conservante utilizaron timerosal) y la prevalencia en personas con T.E.A., donde de manera unánime se concluye que no existe nada que demuestre correlación entre la vacunación y el desarrollo del T.E.A. Este proceso investigativo fue tan relevante que, con los años, se evidenció que los estudios y publicaciones realizadas por el Dr. Andrew Wakefield – que sustentaban esta supuesta conexión – carecían de rigor científico, en otras palabras, estaban manipulados, emitiendo una rectificación de su publicación.

Es necesario generar un cambio en estas creencias, propagar la información fiable y contrastada, ya que, pese a no poseer sustento científico, esta causa es una creencia popular, que en Chile está muy arraigada. En los distintos centros medios o vacunatorios podemos ver familias que se niegan a vacunar a sus hijos o que buscan acceder a adquirir de manera particular a vacunas que no contengan los componentes anteriormente mencionados.

Gracias a los avances y la optimización en el diagnóstico del T.E.A, además de la investigación constante, es que podemos revelar un dato no menos importante que es la “nueva prevalencia”. En la antigüedad podemos encontrarnos con un sinfín de investigación e incluso algunos profesionales del área también teníamos arraigada esta creencia de que casi cuatro veces más se presenta en hombres que mujeres. Sin embargo, vemos un aumento de caso en niñas y mujeres en los últimos años, según datos de la Asociación Nacional de Necesidades Educativas Especiales (NASEN) en Reino Unido. Gracias a esto, la comunidad científica a nivel internacional ha generado un peculiar interés en indagar y aumentar los conocimientos sobre los intereses, requerimientos, y sobre todo capacidades de las mujeres con T.E.A.

Inclusión desde la información

Entonces, la mejor manera de conmemorar este día de la concientización sobre el autismo es proporcionando la inclusión real, desde la información y cómo comunicamos constantemente las herramientas de apoyo. En la actualidad, existen variadas directrices sobre cómo podemos potenciar distintos procesos de aprendizajes, no solo curriculares o instrumentales, sino con relación al desarrollo de habilidades. En nuestro rol parental, familiar, educador, etc. Es nuestra responsabilidad proporcionar diversos apoyos; materiales comunicativos, espacios temporales, adecuaciones en las actividades, métodos, entre otros.

Aquí les dejo una estrategia buenísima, que he puesto en práctica desde casa y en consulta de cómo trabajar el tan anhelado – y muchas veces para las familias angustiante – proceso de contacto visual. Lo primero que tenemos que saber es que debemos respetar los ritmos y tiempos de cada niño, joven o adulto; jugar frente al espejo le permitirá encontrar su propia mirada, reconocerse. De manera libre dejaremos que interactúe con el espejo y poco a poco, simultáneamente iremos generando distintas imitaciones, pueden ser exageradas o como nos vemos normalmente al reaccionar a una emoción, por ejemplo, la felicidad, la sorpresa, la tristeza, etc. Esta acción es necesaria para desarrollar la toma de conciencia sobre lo importante que es el lenguaje corporal.

A medida que se vaya generando la dinámica, me puedo acercar a su altura y frente al espejo, a realizarlas en conjunto con él, para que pueda observar de frente cómo él gesticula y cómo lo hace su psicopedagogo o madre, padre, hermano, etc. Para finalizar, y no menos relevante, es vitalmente necesario definir los refuerzos positivos, felicitarle, cada vez que ejecute la conducta que estamos esperando. Podemos estimular socialmente el contacto ocular, que reconozca estas acciones en su diario vivir, podemos estar en el parque, un amiguito se cae y su cara va a expresar tristeza, hacer hincapié en lo trabajado en el espejo y que vaya reconociendo ciertas gesticulaciones fuera de él.

Además, como decimos en Chile “yo no vengo a vender, vengo a regalar”, les quiero dejar el recurso mejor guardado por psicopedagogos: invitarlos a visitar la página https://arasaac.org/ donde encontrarán un sinfín de recursos actualizados para nuestros hijos o estudiantes, además de información, cursos, etc., que serán útiles para ponerlos en práctica fuera y dentro del hogar.

Para finalizar, dejarles la invitación a utilizar nuestra hermosa lengua, el castellano es una de las lenguas más ricas en términos, conceptos o sinónimos, hay una palabra para cada cosa, ¿cierto?, Entonces, ¿por qué tratamos de autista a una persona neurotípica? Si queremos caracterizar, hablemos de que es solitario, austero, esquivo, arisco, insociable, retraído, etc. Pero jamás que es autista.