Uso racional de medicamentos: ibuprofeno y su mezcla con antihipertensivos
Para tratar la hipertensión se suelen recetar medicamentos antihipertensivos (del tipo IECA) que, a veces, se combinan con diuréticos. Sin embargo, desde el año 2010 en el que empezaron a aflorar algunos estudios como Hipertensión arterial y consumo de antiinflamatorios del tipo AINES se generó una preocupación generalizada en la comunidad médica dado que parecía haber indicios de que el consumo de ibuprofeno, uno de los analgésicos antiinflamatorios más comunes en la actualidad, podía incrementar el riesgo de sufrir una insuficiencia renal repentina.
La hipertensión es un problema frecuente que afecta de manera importante a la población chilena. Puede provocar desde angina de pecho hasta un mayor riesgo de arritmias o causar la rotura de una arteria en el cerebro. Por tanto, es fundamental tener la presión controlada con fármacos antihipertensivos para evitar estos problemas. Esta puede aparecer a cualquier edad, se diagnostica con mayor frecuencia a partir de los 40 años.
Además, advierten lo que en ocasiones pasa inadvertido y que resulta muy peligroso. Pero, quizás uno de los medicamentos más comunes que tomamos: el ibuprofeno, cuando se combina con los fármacos de la hipertensión incrementa hasta en un 31% el riesgo de sufrir un fallo renal. Por tanto, han empezado a saltar las alarmas porque el ibuprofeno se puede adquirir sin receta médica en cualquier farmacia, lo que hace que el riesgo sea mayor.
Informar a los pacientes es fundamental para aconsejarles optar por otro tipo de analgésicos. Si una persona está tomando fármacos de la hipertensión y consume ibuprofeno puede presentar, hinchazón en las piernas, tener dolor de cabeza, orinar muy poco, notar rigidez en las articulaciones y sentirse muy cansada.
En conclusión, las Farmacias Comunitarias en nuestro país tienen una gran oportunidad de participar en el éxito de la farmacoterapia del paciente, sobre todo de patologías crónicas como es la hipertensión arterial. De esta forma, su compromiso debe estar dirigido hacia las personas que puedan acceder y entender de forma segura y adecuada la información básica de sus tratamientos farmacológicos, donde los profesionales y técnicos del ámbito farmacéutico tengan un rol fundamental en comunicar datos y experiencias sobre medicamentos y, desde el punto de vista de los consumidores, sobre la información del medicamento y su uso racional.