Retorno a clases y salud mental, ¿Una relación complicada?

Me llama la atención que los uniformes y artículos escolares ya estaban siendo promocionados por el comercio en el mes de enero, tiñendo tempranamente el ambiente estival de azul marino y camisas blancas. Y es que llegó marzo y junto con él, los permisos de circulación, los furgones amarillos y las horas punta.

Pareciera que, en este mes se reúnen los ingredientes perfectos para desarrollar síntomas de estrés, ansiedad o inestabilidad, y ahí radica la importancia de poder anticiparnos a escenarios complejos y demandantes, proporcionando a nuestros niños, niñas y jóvenes las herramientas necesarias para abordar los desafíos que implica este nuevo retorno a clases. He aquí algunas consideraciones al respecto.

Es importante destacar la importancia del cuidado de nuestra propia salud mental como adultos, para que podamos apoyar el proceso de adaptación que todo niño, niña y joven enfrenta al cambiar de escenario.

Así mismo, sigue siendo fundamental proporcionar entornos estables y seguros, que permitan el desarrollo de rutinas y hábitos, tanto de alimentación, recreación e higiene del sueño.

Estos aspectos permitirán sentar las bases no sólo de las condiciones físicas necesarias para facilitar procesos de adaptación, sino también cognitivas y mentales para responder favorablemente a las exigencias académicas.

Por ello es relevante el rol de psicólogas y psicólogos que se desempeñan en el ámbito educacional, de pesquisar oportunamente posibles rezagos pedagógicos y dificultades en la convivencia escolar que puedan estar afectando el bienestar de los y las estudiantes.

Por otro lado, es relevante destacar el desarrollo de la esfera social en nuestros niños, niñas y jóvenes, considerando los antecedentes derivados del último retorno a clases posterior al periodo de confinamiento por la pandemia, el cual estuvo marcado por elevados índices de violencia y agresividad tanto hacia autoridades escolares como entre pares, volviéndose una prioridad para todos los equipos de Convivencia Escolar el velar y desplegar las acciones necesarias que los protocolos gubernamentales exigen, para canalizar de forma asertiva las preocupaciones de los y las estudiantes, y de esta forma disminuir tales indicadores.

Respecto a esto último, cobra relevancia la cultura del “Buen Trato” que apunta a promover la madurez emocional a través de prácticas y relaciones respetuosas tanto consigo mismos, como con las demás personas, a fin de prevenir conductas de riesgo asociadas a la violencia y los malos tratos.

Sobre este punto ¿Cómo vamos a transmitir este valioso mensaje a nuestros niños, niñas y jóvenes, si como adultos caemos en conductas hostiles y agresivas con los demás ante la más mínima provocación?, ¿Qué tan evidentes podemos ser para reflejar nuestra falta de autocontrol y respeto hacia el otro? Ante esta y otras cuestiones, me quedo con un proverbio chino que reza de la siguiente forma:

“Ser amable es ser invencible”.