Responsabilidad Social Empresarial (RSE), más que un Slogan, un desafío ineludible para las organizaciones conectadas con su entorno
Desde la racionalidad económica, una empresa debe orientar todos sus esfuerzos hacia la maximización de las utilidades y la rentabilidad para sus accionistas, premisa que siendo válida, ha evolucionado en el tiempo, tomado algunos matices en la medida que las sociedades se han desarrollado y complejizado, dando espacio a que emerjan nuevos paradigmas sobre el rol e impacto de las empresas en la sociedad.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o Corporativa (RSC), emerge en los albores de los sesenta, a partir del impacto que las grandes compañías –principalmente transnacionales – generaron sobre comunidades locales, especialmente a nivel medioambiental.
En un primer momento, esto se tradujo en respuestas para mitigar este impacto, para luego evolucionar hacia políticas institucionales más complejas. La Responsabilidad Social Empresarial tiene diversas acepciones, una conceptualización amplia es la que establece la OCDE que define la Responsabilidad Corporativa como “las acciones desarrolladas por negocios para consolidar sus relaciones con las sociedades en las que actúan”.
En la actualidad, los Gobiernos, medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales (ONGs) y las propias comunidades, tienden a exigir a las compañías una mayor rendición de cuentas por el impacto de sus acciones. La respuesta a esta dinámica no ha sido voluntaria, se ha traducido con el paso del tiempo, en la incorporación de la RSE como una estrategia de gestión clave para aquellas empresas que logran visualizar los beneficios que genera un accionar socialmente responsable, debido a la alta adhesión que esto genera entre clientes, stakeholders y la sociedad en su conjunto.
Responsabilidad Social Empresarial
La Responsabilidad Social Empresarial tiene muchas dimensiones y alcances, distinguiéndose entre el enfoque interno y externo, este último es el más reconocido ya que tiene mayor visibilidad y suele ser más valorado por tratarse de estrategias utilizadas por las empresa para incidir positivamente sobre el entorno, sin embargo, es igualmente importante el enfoque interno de la RSE, ya que comprende factores como las calidad de las relaciones y ambiente laboral, así como principios, valores y buenas prácticas (como la transparencia, equidad y no discriminación) que contribuyen a un desarrollo sostenible de la organización en su ambiente interno.
En el ámbito internacional, son diversas las orientaciones o normas “voluntarias”, como las directrices de la OCDE, la declaración tripartita de la OIT, los lineamientos del Pacto Global de la ONU, y la Norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social, que sirven como marco de referencia para la incorporación de la RSE a nivel corporativo, sin embargo, depende de cada organización la forma o dinámica de adhesión a las normas o principios que la RSE promueve, pudiendo ser utilizada solo como una estrategia de marketing, o bien, acogerla como una herramienta estratégica que contribuya tanto a la generación de valor para la organización como para su entorno, desarrollando de esta forma una relación de armonía y sostenibilidad con el medio.