Regreso a clases presenciales: los desafíos en una nueva realidad

Luego de un prolongado periodo de confinamiento, se retoma la asistencia presencial de los estudiantes. No sabemos cómo será este nuevo escenario, pero nos permite comenzar una nueva realidad y tal vez en una posición mejor de la que teníamos cuando inició todo.

No volveremos nunca más a una nueva normalidad, más bien entraremos en una etapa diferente en la que nada será como antes. No podemos pretender hacer parecer que todo permanece igual cuando en realidad todo ha cambiado, incluyendo las personas.

¿Cómo las familias pueden apoyar a sus hijos en este retorno a clases? es importante reforzar las medidas de protección, las nuevas normas de convivencia y “prepararlos” para ir retomando la presencialidad de manera gradual y respetuosa. Salir de casa, dar un paseo, ir de compras, pueden ser algunas actividades que permitan esta preparación. Sin exigencias.

Este es un proceso de adaptación que involucrará ajustes, especialmente en las horas de sueño, la alimentación, el descanso. Es importante volver a los hábitos, las rutinas, reacomodar horarios antes del regreso a clases, sin olvidar las actividades recreativas, de autocuidado y de disfrute que evitará el estrés de este proceso.

Los adultos responsables deben estar atentos a los cambios emocionales y de comportamiento que puedan presentar sus hijos. “Contenerlos emocionalmente” es importante y necesario en esta etapa. Las experiencias vividas en pandemia, el confinamiento, ha sido difícil para todos. Debemos hablar y validar sus emociones. Es importante transmitirles tranquilidad, no ponerlos nerviosos en los días previos al retorno a clases.

¿Y cómo pueden aportar los establecimientos educacionales en este proceso? el propósito no puede ser sólo la entrega de conocimiento, hay una deuda pendiente con lo afectivo y lo socioemocional. Los profesores deben ser acogedores, contenedores y respetuosos. Es importante conversar acerca de lo vivido, no se puede comenzar revisando materia. Para resguardar la salud mental de todos, el punto de partida es conversar, compartir experiencias, emociones.

Los establecimientos educacionales deben preocuparse de la salud mental de sus estudiantes, tenemos que comenzar una nueva realidad con un enfoque de contención y apoyo emocional, que incluya aulas más sensibles y nutritivas, vínculos protectores y ambientes seguros para el desarrollo de las habilidades cognitivas y socioemocionales. No es suficiente identificar las necesidades que puedan presentar los estudiantes, también es necesario saber abordarlas. Las competencias de los profesores para promover el aprendizaje socioemocional son indispensables en la formación integral de los estudiantes.

Sin duda el regreso a clases presenciales presenta desafíos muy significativos tanto para las familias como para el sistema educativo, y replantearnos el sentido de lo que hacemos, de la educación, de la salud mental, es fundamental.