Reflexiones y Desafíos Educativos

Los establecimientos educativos están iniciando sus actividades correspondientes al segundo semestre y con ello, realizando procesos de apropiación de lo trabajado durante la pandemia, donde han tenido que adaptarse a nuevas formas de enseñanza.

En función de lo anterior, una primera conclusión, es el protagonismo que ha adquirido la educación integral y/o socioemocional, aspecto que hasta antes de la pandemia estaba más bien en el discurso y en el ideario de los proyectos educativos, sin embargo hoy a raíz de  las tensiones y estrés propios de las familias y sociedad en esta crisis sanitaria, se ha tenido que intencionar con muchas actividades prácticas cada quince días, dándole un valor relevante a este tipo de cuestiones. Recordar que desde un tiempo a esta parte se ha intencionado que las escuelas trabajen aspectos de desarrollo personal y social, las que incluso ahora se evalúan en algunos cursos, no obstante este año el ejercicio de una educación socioemocional, se ha relevado desde el mismo curriculum, lo que hace enriquecer la educación integral, que cada escuela, siempre debiera llevar a cabo.

Una segunda conclusión es la relevancia que ha tenido el trabajo colaborativo, como estrategia institucional que ha permitido responder de manera efectiva,  antes las demandas de procesos de enseñanza, más significativos y contextualizados para los estudiantes y sus familias.

Hoy en día al interior de las instituciones educativas, hay permanentes reuniones donde se trabajan los diseños de clases, rutas de aprendizajes, guías, etc y que fortalecen la colaboración profesional, desde la mirada de los distintos equipos, tales como psicólogos, asistentes sociales, terapeutas, educadores diferenciales, fonoaudiólogos, profesores, etc. Lo anterior trae como efecto potenciar los desempeños profesionales y darle más coherencia al trabajo de aprendizaje, lo que inevitablemente mejora los aprendizajes.

Si a lo ya dicho, sumamos que hay un curriculum priorizado, me atrevo a señalar que este año, poco regular y estresante para los equipos de profesores, puede ser la oportunidad para consolidar prácticas exitosas, que han estado siempre en el discurso, pero que la necesidad ha permitido llevarlas a la ejecución.

No quiero dejar de reconocer el trabajo excepcional, inagotable y creativo, que han desarrollado los equipos de profesores y profesionales de la educación, para que los estudiantes puedan continuar valorando a la educación, como el único camino para el desarrollo de una sociedad más justa y digna.