¿Qué valor le damos a la diversidad biológica?

Este 22 de mayo se celebró el Día Internacional de la Diversidad Biológica, fecha establecida por las Naciones Unidades para conmemorar la aprobación del Convenio que lleva el mismo nombre. Este texto, firmado por 196 países, destaca el hecho que la conservación de la diversidad biológica es una cuestión de interés común para toda la humanidad, siendo por ello, de real importancia la educación y la conciencia pública. Pero ¿entendemos realmente qué es la diversidad biológica?, ¿comprendemos las acciones implicadas para su conservación?, ¿logramos valorar y tener conciencia de su importancia? Son preguntas que parecen simples, pero que sin duda son complejas de responder, necesitando muchas veces mejorar nuestro conocimiento del entorno, acompañado de un cambio cultural, y por supuesto, de un cambio en nuestra forma de ver y relacionarnos con la naturaleza.

La Lista Roja de Especies Amenazadas de la IUCN informa que existen 37.400 especies con riesgo de extinción (28% del total de las especies evaluadas). Aquí, más del 40% de los anfibios, >30% de los tiburones, rayas y arrecifes de corales, >25% de los crustáceos y mamíferos, y el 14% de las aves evaluadas, se encuentran bajo amenaza. Lamentablemente este escenario no dista mucho de lo registrado en Chile, donde en el último Proceso de Clasificación de Especies Silvestres del MMA, 823 especies se encuentran amenazadas con riesgo de extinción (61% del total evaluado). Allí, el 71% de las especies de anfibios, 83% de los peces, 60% de los arrecifes de corales y medusas, 56% de los crustáceos, 50% de las aves y el 29% de los mamíferos evaluados, tienen serios problemas de conservación.

Trágicamente, este complejo escenario no cambia, sino que empeora, pues sigue disminuyendo la diversidad biológica. Las principales causas se relacionan con el cambio climático, las especies invasoras, la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación y la destrucción del hábitat, todas asociadas a nuestro quehacer, lo que también permite precisar, que la solución está en nuestras manos.

En el Convenio sobre la Diversidad Biológica se establece que cada Estado tiene el derecho soberano de aprovechar sus propios recursos, pero también, tiene la responsabilidad de velar por que las actividades no causen daño al medioambiente. Eso sí, este compromiso también debe ser asumido por todos aquellos usuarios de la biodiversidad que en ella encuentran oxígeno, agua, alimento, refugio, recreación, calidad de vida, etc., es decir, por cada uno de nosotros. Esto implica que es necesario un mayor esfuerzo-compromiso por conservarla fomentando su utilización sosteniblemente y con una mayor justicia y equidad en la distribución de los beneficios derivados de esta. Debemos tener claro, que la naturaleza seguirá existiendo, pero no necesariamente la especie humana. Un desequilibrio en esta relación es la causa por lo que hoy nos mantenemos encerrados, y no será la última, sino cambiamos la forma como nos vinculamos con la biodiversidad.