PSU y Angustia Previa Juvenil
¿Cómo identificamos la angustia? La palabra etimológicamente está relacionada con angosto, sentimos que se nos aprieta el pecho, se nos cierra la garganta y parece haber un nudo al tragar, no dormimos bien, aparecen las pesadillas, dolor de cabeza, cansancio, dolor de estómago y miedo. Un temor vago e impreciso se apodera de nosotros y nos produce sentimientos anticipatorios catastróficos: “Me va a ir mal”…
En la previa a la PSU la angustia puede generarse por las expectativas, propias o de los familiares, profesores y amigos. Es bueno plantearse metas altas, nos permite luchar por lo que queremos y superarnos día a día. Pero siempre hay que tener más de una opción en las decisiones importantes de la vida, de lo contrario, el no logro de la única meta se traduce en fracaso y frustración. Las metas también deben ser realistas, relacionadas con los atributos de cada uno; no todos son buenos músicos, resuelven problemas matemáticos o leen libros con placer.
Estamos en una época de múltiples posibilidades, con gran y variada oferta de educación superior técnica y profesional, cursos presenciales y online, incentivo al emprendimiento en múltiples áreas. Los padres, más que en tiempos pasados, apoyan a sus hijos e hijas, los cobijan por el tiempo que sea necesario, les permiten cambiar sus decisiones y hasta tomarse años sabáticos.
Las decisiones que se toman saliendo de la enseñanza media marcan el rumbo futuro con mayor o menor determinación. La decisión de una carrera se relaciona con el trabajo que se pueda realizar hasta la jubilación. Por tanto, es bueno plantearse qué nos gustaría hacer el resto de nuestras vidas, entendiendo que hay cierta flexibilidad en el campo ocupacional y que las características de la persona también marcan la diferencia. Es preferible un cambio de expectativas o decisiones a los 20 años, que limitar la felicidad durante toda la vida laboral. Conocerse a sí mismo es la mejor herramienta para tomar buenas decisiones. Los padres les dirán que uno aprende y crece con las derrotas, pero también tendrán que vivirlo para entenderlo y seguir adelante, fortalecidos.