Solidaridad, palabra usada muchas veces con grandilocuencia y, por qué no decirlo, tal vez con cierta culpa por no practicarla.

Solidaridad, como término, aparentemente provendría del mundo de la construcción y tendría relación con aquello que es firme, sólido (In solidum); aquello que ayuda a algo a permanecer unido, fuerte y cohesionado como estructura. Soldar… Desde este punto de vista, cuando somos solidarios ayudamos a la cohesión y fortaleza de toda la sociedad, v.g. somos solidarios cuando decidimos vacunarnos, obviamente por un beneficio personal para estar protegidos, pero también para proteger a ese otro, a esos otros y mantener “sólido” ese lazo social que nos une en el amor (caritas).

Hoy más que nunca se necesita solidaridad, pero, estimado lector: ¿Se ha preguntado alguna vez por qué es usted solidario? O bien, ¿Qué es lo que lo mueve a serlo? Revisemos algunos elementos. Ya esbozamos el significado etimológico de solidaridad, esto es, lo sólido. Pero también extendimos un poco más su significado a “caritas”, palabra que tiene directa relación con el componente amoroso de la ayuda o del servicio que vamos a prestar. Es decir, podemos ayudar por amor, por cariño o afecto hacia el prójimo.

Pero atención, hay alguien que se oponía al hedonismo que podría despertar un acto solidario, fuese cual fuese. Significa entonces, bajo esta premisa, que el ser humano no debería tener o demostrar interés o sentimiento alguno al realizar un acto solidario, ni pena, ni lástima, ni alegría, ni etcétera, etcétera. Se debe ayudar a los demás por un “deber”. El deber por el deber. A estas alturas de nuestro discurso creo habrá descubierto de quién estamos hablando, así es, nos referimos a Inmanuel Kant representado en su famoso Imperativo Categórico: «Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza» (AA IV:421). «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio» (AA IV:429).

Entonces para ir concluyendo, volvamos a la pregunta que titula este artículo: ¿Por qué ser solidario? ¿Por amor, por lástima, por caridad o por el deber de convertir mis actos en ley universal? ¿es igual? Dejo a usted la respuesta final. La decisión es siempre suya…