Pobreza multidimensional en La Araucanía

Luego de que se dieran a conocer los resultados de la encuesta Casen 2015 con los niveles de pobreza medida a través del enfoque de ingresos, así como también la pobreza multidimensional, este último concepto adquiere mayor relevancia para las políticas públicas. Se trata de ver la pobreza más allá de la clásica visión de una carencia de ingresos, como algo más complejo, que involucra carencias en otros factores, que son las denominadas dimensiones.

La región de La Araucanía es la más pobre del país, tanto por ingresos como en pobreza multidimensional.

Pobreza en La Araucanía

Las brechas respecto al promedio país siguen siendo altas, lo que requiere de mayores esfuerzos, mayor focalización y eficiencia de las políticas públicas locales. Se necesita acelerar la marcha contra la pobreza regional.

Los resultados de pobreza multidimensional son una buena herramienta de focalización de los recursos y políticas públicas para atacar la pobreza desde sus dimensiones de origen. Las cinco dimensiones incluidas en la medición 2015 nos entregan una radiografía de la pobreza regional, que nos permite saber dónde están las mayores falencias y rezagos, para así direccionar mejor las estrategias, recursos y acciones; con lo cual debiera lograrse mejor focalización y eficiencia en el uso de los recursos.

Sabemos por ejemplo que La Araucanía tiene hoy tres de las cinco dimensiones con altas falencias y que son las responsables en mayor medida de la alta pobreza que exhibe la región, las que en orden de importancia son: Vivienda y entorno, trabajo y seguridad social y educación, lo revela problemas de acceso y calidad de vivienda en la región.

Los resultados

Un 22% de los hogares tiene carencias en cuanto a habitabilidad de la vivienda, es decir, problemas de hacinamiento y precariedad de la misma. Un 14% de los hogares tiene carencias en cuanto a servicios sanitarios básicos en su vivienda. A pesar de los esfuerzos en la materia, esos son los datos de Casen 2015, que siguen presentando un desafío.

En la dimensión de trabajo y seguridad social, tenemos que en un 38% de los hogares de la región, al menos uno de sus integrantes ocupados no cotiza en el sistema previsional (promedio país: 32%). Un 8% de los hogares tiene a alguien desocupado involuntariamente. Un 10% de los hogares tiene a un integrante en edad de jubilar pero que no recibe pensión ni otros ingresos.

Por otra parte en la dimensión educación, tenemos que un 42% de los hogares de la región cuenta con un integrante que no tiene los años de escolaridad obligatorios por ley según su edad (promedio país: 30%).

Estos datos sirven de insumo para la elaboración de una planificación con metas y políticas focalizadas.