El papel fundamental del cobre en la eficiencia energética y la sostenibilidad global

Para lograr un planeta más limpio, más verde y sostenible, el mundo necesita ser mucho más eficiente energéticamente que nunca y debe aprender a “hacer más con menos”. Los beneficios de la eficiencia energética son muchos y han quedado bien documentados a lo largo del tiempo. Incluye un consumo reducido de los productos y materias primas utilizados para su fabricación, y ahorros para los consumidores debido a facturas de energía más bajas, mejorando así el poder adquisitivo individual o la familia. Por último, unos estándares de eficiencia más elevados para los productos también implican menos emisiones de dióxido de carbono (C02), convirtiéndose así en un factor clave en la lucha global contra el cambio climático.

Las propiedades eléctricas y térmicas del cobre también garantizan que la red funcione a plena capacidad. La estabilización de las fuentes de energía renovables también requiere grandes cantidades de capacidad de almacenamiento eléctrico para equilibrar la red mediante baterías. Sin embargo, las baterías de iones de litio más utilizadas suelen contener alrededor de 0,5 kg de cobre por kWh., por lo tanto, las emisiones pueden reducirse en comparación con la línea de base, principalmente mediante el cambio a la electricidad verde.

El cobre también contribuirá en gran medida a la construcción de infraestructuras energéticamente eficientes. Su uso en cableado eléctrico y sistemas de distribución permite una transmisión y distribución eficiente de electricidad con poca perdida de energía, reduciendo así el consumo y los costos de energía. Es el segundo mejor conductor de electricidad en el sector del metal, detrás de la plata.

El cobre también es un componente vital en equipamientos industriales y domésticos, donde se utiliza en motores para lograr una mayor eficiencia y un menor consumo de energía, lo que resulta en importantes ahorros de energía de hasta el 30%. Debido a sus excelentes propiedades de conductividad térmica y resistencia a la corrosión, el metal también es útil en sistemas de refrigeración y aire acondicionado. Aunque los cables, motores y transformadores altamente eficientes suelen utilizar entre un 20% y un 50% más cobre que los convencionales, reducen sustancialmente las pérdidas de energía. La variabilidad de las fuentes de energía renovables también requiere grandes cantidades de capacidad de almacenamiento eléctrico para equilibrar la red mediante el uso de baterías. Sin embargo, las baterías de iones de litio más utilizadas suelen contener alrededor de 0,5 kg de cobre por kWh, según el informe Copper — The Pathway to Net Zero, de la Asociación Internacional del Cobre.

Por ejemplo, la Asociación Internacional del Cobre estima que, por cada tonelada de cobre utilizada en diversos productos, sus usuarios pueden ahorrar entre US$25.000 y US$2.500.000 durante la vida útil de los productos. Por lo tanto, a pesar de emitir 3,5 toneladas de CO2 en la producción de una tonelada de cátodo de cobre con una pureza del 99,9%, utilizar cobre para fabricar estos productos todavía tiene mucho sentido. Estos productos emiten entre 100 y 7.500 toneladas menos de CO2. De hecho, incorporar cobre en el motor de los electrodomésticos puede hacerlos mucho más eficientes energéticamente. Estos motores mejoran significativamente el rendimiento de conducción y la eficiencia energética.

A medida que el mundo avanza hacia la movilidad eléctrica, la importancia del cobre aumentará enormemente. Un automóvil eléctrico pequeño promedio utilizará alrededor de 40 kilos de cobre; en comparación con solo 10 kilos para un vehículo con motor de combustible estándar, y un autobús eléctrico puede usar hasta 70 kilogramos de cobre. Además, los vehículos eléctricos son mucho más eficientes que los automóviles que utilizan motores de combustión interna tradicionales porque los automóviles de combustión interna tienen una eficiencia energética de sólo el 40 % porque el 60 % se pierde en calor y fricción. Como resultado, los automóviles ICE consumen mucha más energía recorriendo la misma distancia que un vehículo eléctrico. También son más ecológicos porque producen menos emisiones, generan menos contaminación acústica porque tienen menos piezas y proporcionan una aceleración y desaceleración más suaves.

En resumen, el uso del cobre en una amplia gama de soluciones tecnológicas tiene el potencial colectivo de aumentar la eficiencia energética, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizar un camino perfecto hacia un mundo sostenible.

 

* Publicado originalmente en Diario Estrategia, jueves 30 de noviembre de 2023.