PAES y toma de decisiones
La nueva Prueba de Acceso a la Educación Superior es un desafío en sí misma y sus resultados conllevan un proceso de toma de decisiones que puede ser complejo.
El temor y la incertidumbre que provoca una evaluación se convierte en una desazón anticipatoria, llamada ansiedad, acompañada de manifestaciones leves de incomodidad a nivel somático. Si este temor anticipatorio está teñido de expectativas catastróficas respecto de los resultados, o la persona siente que se juega aspectos muy importantes de su futuro y el de otros con el examen, la ansiedad pasa a ser angustia, las manifestaciones somáticas son más fuertes y prima la sensación de ahogo (angustia=angosto). Así como la ansiedad en la justa medida permite un estado adaptativo de activación para enfrentar situaciones, la angustia jugará en contra del buen desempeño, dificultando tanto el proceso de preparación como la ejecución misma.
El estímulo necesario para desencadenar una reacción ansiosa o angustiosa varía de persona a persona, por eso, frente a la misma situación de evaluación vemos personas muy relajadas y otras muy nerviosas. Es probable que los jóvenes manifiesten dudas vocacionales, incongruencia entre sus intereses y las expectativas del mundo adulto, exigencia o autoexigencia desmedida, desinterés por el futuro, temor al fracaso, baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, miedo a fallarle a un ser querido.
Frente a este contexto, debe haber alternativas de acción, confianza entre el o la joven y sus adultos significativos para poder conversar acerca del futuro, comprensión, respeto y apoyo, entendiendo que no todo funciona a la primera y que ser aceptados y queridos en nuestras dificultades permite disminuir mucho la carga de sentimientos negativos que pueda generarse.
Las metas deben ser realistas, relacionadas con los atributos e intereses de cada uno. Conocerse a sí mismo es una herramienta fundamental para tomar buenas decisiones. El disfrutar lo que uno hace está asociado con hacerlo mejor y sentir un mayor bienestar.
Vivimos una época de múltiples opciones, con variada oferta de educación superior, instituciones acreditadas y con gratuidad, cursos presenciales y online, emprendimientos en múltiples áreas. Los padres, más que antes, apoyan a sus hijos e hijas y los cobijan por el tiempo que sea necesario. Los jóvenes tienen más posibilidades de seguir y alcanzar sus sueños.