Nutrición en pandemia: ¿cómo afecta la obesidad?

Cada 6 de mayo conmemoramos el Día Nacional del Nutricionista, fecha que recuerda la creación de la primera Escuela de Dietistas de Chile (1939), que más adelante daría origen a la Carrera de Nutrición y Dietética.

En el actual escenario de pandemia por Covid-19, se evidencia la demanda de profesionales que ayuden a proteger la salud e informen a la población sobre la importancia de una nutrición adecuada, la que permite el mantenimiento de los mecanismos del sistema inmune; es decir, cualquier condición de malnutrición (por déficit o por exceso), comprometerá la capacidad del organismo para defenderse frente agentes extraños.

Una de las enfermedades nutricionales más preocupantes es la obesidad, condición inflamatoria crónica, que no sólo se asocia a enfermedades no transmisibles, sino también a un mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas virales, la que afecta a 3,9 millones de personas adultas en nuestro país (FAO, 2019).

Esta relación entre nutrición e inmunidad nos insta a seguir trabajando en la prevención y control de la enfermedad. Las acciones son múltiples y comprometen a diferentes sectores: crear conciencia sobre los beneficios de una alimentación saludable y vida activa, modificar conductas alimentarias de riesgo nutricional y promover conductas protectoras, identificar grupos de la población con riesgo de inseguridad alimentaria, promover prácticas de aseguramiento de la calidad e inocuidad alimentaria, proteger al consumidor a través de prácticas justas en el comercio de alimentos que aseguren el acceso a una alimentación adecuada en cantidad y calidad, educar respecto al uso eficiente de los recursos alimentarios, entre otras.

Otro desafío que tendremos que sortear en contexto de pandemia es la entrega de servicios en condiciones en las que el distanciamiento social constituye un factor crítico para la protección de la salud de los usuarios. Es en este punto que la “tele-salud” surge como una herramienta valiosa para responder a las necesidades de salud y alimentaria-nutricionales de los grupos y comunidades más desplazados. Nuestra Escuela ya ha iniciado este camino, desarrollando programas de intervención alimentaria-nutricional en formato tele-presencial en comunidades escolares.

Finalmente, quisiera hacer un reconocimiento especial, a las y los nutricionistas que actualmente se desempeñan en los servicios APS, servicios clínicos y de producción, cuyo compromiso, sentido social y ético, contribuyen directamente en el combate de esta pandemia.