Nuevas medidas de confinamiento y su impacto en la salud mental

La población chilena durante la pandemia y las diversas medidas de confinamiento ha visto afectada la percepción subjetiva de su bienestar. De acuerdo a un estudio realizado en casi 30 países,  publicado por la consultora IPSOS, El  56%  de los chilenos cree que su salud emocional se ha deteriorado desde el comienzo de la pandemia.

Las nuevas medidas de cuarentena decretadas en la Región Metropolitana, a nivel subjetivo, pueden conllevar la idea de pérdida de control y  claridad sobre el futuro, ya que a pesar de las medidas anteriores de confinamiento y los avances en el proceso de vacunación no se observan avances significativos. Esto además, puede generar en vivencias de frustración, y desesperanza y  a nivel sintomatológico desánimo e irritabilidad. Esto se agudiza  si se considera que las personas estamos más vulnerables por encontrarnos en un estrés sostenido donde debemos readecuar constantemente la cotidianidad y la organización de nuestros trabajos, finanzas, estudios y formas de relacionarnos.

Cuidar la salud mental y disminuir los estresores en este contexto es fundamental. Se debe fortalecer desde el Estado, políticas públicas que ayuden a la salud mental de los chilenos/as. También a nivel familiar y comunitario es relevante activar factores protectores y de cuidado.

A nivel familiar por ejemplo, se sugiere gestionar espacios para conversar y expresar las emociones de manera colectica ya que tener vivencias comunes genera calma y apertura frente a los temas críticos. Estos espacios, no deben surgir necesariamente  de manera espontánea, si no que también se pueden buscar activamente. El contacto online con la familia extensa, los amigos y las redes de apoyo es igualmente importante.

Es relevante compartir la información  sobre lo que está ocurriendo y darle un sentido comunitario, empático y  compasivo a la cuarentena. A pesar que las medidas de confinamiento son difíciles de mantener, son un acto de cuidado hacia sí mismo y los otros/as. Entenderlo de este punto de vista y dialogarlo puede hacer que el confinamiento sea menos estresante. La información nos ayuda a tener más herramientas para enfrentar la crisis pero esta debe ser dosificada y se debe evitar la sobre exposición a los medios de comunicación.

Para disminuir los estresores también es importante  construir en familia una jerarquía de prioridades que permita discriminar qué cosas son capaces de asumir y lograr en un contexto de crisis y cuáles deberán necesariamente  posponerse. Se recomienda que los conflictos relacionales se enfrenten de manera asertiva y no se eviten.

Las crisis implican activar la capacidad de los/as integrantes de la familia de ser flexibles y no rigidizar los roles que previamente pudieron haber sido eficientes en un contexto no crítico. Es importante a la vez, compartir las labores domésticas de manera equitativa y en quienes tienen niños/a a su cuidado también el apoyo escolar. La sobre carga de alguno de algún/a miembro de la familia afecta su salud mental y genera tensión en el ambiente familiar.

Así como todas la familias son diversas tampoco hay una única forma de enfrentar el estrés que conlleva la pandemia y el confinamiento. Muchas veces las familias han tenido que cuidar y sostener a uno de sus integrantes en un momento difícil. En esta crisis sanitaria, de alguna forma, todos y todas necesitamos esa atención y cuidado, por ello es tan importante regular de manera conjunta las exigencias y apoyarse mutuamente en la disminución de los estresores.