¿Porque nos sentimos así? Un “súper lunes social”.

Pensar en movimientos sociales es algo imposible de evitar en estos últimos meses, siendo una temática y una necesidad para afrontar en todos los planos de nuestro vivir, siendo uno de estos la educación, donde desde esta semana muchas instituciones educativas retoman su labor de enseñanza.

Recordemos, dentro de los múltiples movimientos sociales impulsados o evidenciados desde la educación, el entonces denominado “Revolución pingüina” el cual comenzó el 2006 con un grupo de estudiantes que hoy en día haz logrado posicionarse en distintos ámbitos del quehacer social, en este sentido no se trata de una ideologización de la juventud, más bien nace de una lucha de derechos donde todas y todos continuamente buscan mejores condiciones para sí y para su grupo de referencia.

Ahora cabe preguntarse por qué esta situación o este tipo de situaciones nos afecta, un buen ejemplo para ello es el denominado “súper lunes” dónde la característica que nos regula es el inicio del año escolar para gran parte de niñas niños y jóvenes, espacio donde nuestro bienestar se ve eclipsado por un hecho estresante que nos obliga a ordenar nuestra vida y la de nuestra familia en torno a un eje de primera necesidad como lo es la educación, afectando de esta manera tanto de manera positiva como negativa nuestro día a día y nuestro futuro.

Situación similar es la que ocurre frente a nuestras movilizaciones sociales donde un “despertar” en Chile género cambios en nuestra concepción del país, la vida y su calidad.

Considerando lo anterior y sin importar nuestro grado de acuerdo ante la educación y otras demandas sociales, es posible entender como esto nos afecta, pues paralelamente podemos ver en las calles rayadas, en la falta de semáforos, en las barricadas y otros cambios, formas que vulneran nuestro diario bienestar, mientras que, en la desigualdad social, en la lucha por derechos y en la redefinición de la dignidad vemos la vulneración a nuestro bienestar general.

En lo anteriormente dicho pueden considerar un problema de definición, dónde la sociedad en pleno requerimiento de satisfacer sus necesidades básicas sumándose el mundo académico y político han llegado múltiples veces a engarzar la educación como un eje primordial del desarrollo humano, donde desde 2017 el PNUD nos habla de ésta como la segunda causa de disconformidad social en nuestro país y dónde actualmente los dados se centran en la actual educación cívica o la falta de ésta, ya que por uno u otro camino podríamos llegar a la construcción del movimiento social actual y dónde día a día se cuestiona la construcción civil y política en función del bienestar qué buscamos como sociedad.

Entonces y a modo de cierre, como buenos individuos de esta sociedad, podemos exigir soluciones y respuestas, podemos considerar cambios y estrategias que nos hagan sentir escuchados y movilizados, sin embargo y sin quitar la urgencia y la necesidad de avanzar en equidad, bienestar y calidad de vida, es importante recoger las mismas enseñanzas que la educación nos ha brindado, dónde todos somos participes y responsables, de una u otra medida, tanto en el problema cómo en la solución, en la efectividad o éxito de este proceso y los cambios relacionados a este, sintiéndonos comprometidos de manera voluntaria o involuntaria, en nuestra opinión y nuestro bienestar.