No sólo de merluza vive el hombre
Desde hace un tiempo que el Pangasius (Pangasius hypophthalmus) un pez de agua dulce proveniente de cultivos en el Asia, especialmente Vietnam, ha llegado para quedarse en nuestras mesas. Esta aparentemente simple situación, como era de esperarse, no ha estado ausente de polémicas, especialmente porque debido a su bajo precio y buena calidad de proteína, ha sido favorablemente acogido por muchos hogares, donde el concepto de comer proteína animal proveniente de pescados se ha transformado en una sana costumbre.
No han sido pocos quiénes han tratado de ”sembrar” la falsa idea que el Pangasius es un pescado de mala calidad, que posee hormonas y que se alimenta de residuos, lo que lo transformaría en un peligro para quiénes lo consumen. Esta liviana aseveración, lejos de ser sólo un comentario mal intencionado, dista mucho de la realidad y el verdadero espacio que esta especie se ha ganado tanto en Europa como en otros países, donde ha logrado un alto nicho de mercado y aceptación, es el mejor índice de su alta aprobación.
En ese mismo sentido, me parece que si nuestra autoridad reguladora nacional, así como la de tantos países que lo comercializan lo han autorizado, es justamente porque cumple con las exigencias sanitarias respectivas. Por ningún motivo nuestra autoridad permitiría su ingreso al país, si existiera la más mínima duda acerca de su calidad y propiedades nutricionales. Muy por el contrario, su consumo se masifica cada vez más y no existen reportes de problemas en la salud humana.
Características del Pangasius
El Pangasius se trata de un pez igual a otros que se venden alrededor del mundo, como la Tilapia u otros bagres. Apunta a un nicho de mercado específico, y representa el resultado de una organizada empresa familiar para el Asia. Su cultivo es bastante fácil ya que requieren de pocos nutrientes. Dada estas especiales características, incluso hay profesionales y expertos que señalan que pudiese ser cultivado en el norte de Chile, por las condiciones favorables de las aguas.
Es tanto el éxito que ha tenido el Pangasius, principalmente en los mercados europeos, que desde 1997 a 2007 su producción aumentó en un millón de toneladas. Para graficarlo de mejor manera, Vietnam produce más Pangasius, de lo que Chile o Noruega producen de salmón y trucha.
El Pangasius llegó al país hace tiempo, vendiéndose con mucho éxito en el sector de congelados de las cadenas de supermercado. Sin embargo, en un principio se tranzó bajo el nombre de Blanquillo, especie local muy distinta. Luego, las autoridades reguladoras decretaron que su nombre comercial fuera simplemente el de Pangasius, aceptándose que se siga exhibiendo bajo ambas denominaciones.
Otra de las principales críticas, es que resulta muy difícil competir con el Pangasius, en el apartado económico. Su precio es bastante conveniente, y en países como Chile, resulta mucho menos costoso que especies como el salmón, trucha o la tan apreciada y cada vez más escasa merluza. En dicho sentido es importante destacar que en momentos como el actual, donde enfrentamos la tradicional veda de la merluza, el Pangasius es una buena alternativa para seguir comiendo pescado, especialmente si el presupuesto familiar no permite la compra de salmones y truchas que en estos momentos han visto fuertemente incrementado su precio de mercado.
Para el público en general, el Pangasius no sólo es atractivo por su bajo costo, también porque, aunque suene extraño, prácticamente no tiene sabor a pescado, algo que en un país con poca cultura de consumo de pescados y productos del mar, resulta bastante llamativo, sobre todo cuando se trata de alimentar a los más pequeños de la casa.
En resumen podemos afirmar que El Pangasius es un excelente alimento para las personas ya que aporta proteína animal de buena calidad, lo que sumado a su bajo precio y especiales condiciones organolépticas, lo transforma en una alternativa para toda la población. Como consumidores debemos además tener absoluta confianza en los organismos que regulan la entrada de este tipo productos al país, así como la larga cadena de profesionales que se mueve detrás de la industria alimentaria.
El Pangasius llegó para quedarse, y lo mejor es ir adaptándose a este nuevo escenario. Su alto valor nutritivo, al igual que su excelente y por lo demás muy accesible precio, lo hacen una buena alternativa para cambiar el menú familiar. Por lo tanto, si usted se encuentra en el supermercado o algún restaurante y le ofrecen Pangasius, no lo piense dos veces y dese una oportunidad, ya que nunca es malo probar cosas nuevas. Si por el contrario, usted es quién debe luchar a diario porque sus hijos se coman lo que les prepara, inténtelo con Pangasius, pues si no les dice lo que comen, lo más probable es que ni siquiera se den cuenta que están comiendo pescado.