La internacionalización de la educación superior

Hace menos de cinco meses uno de los temas de mayor ocupación en educación superior era el relacionado con la internacionalización, y los grandes desafíos que esto implica. Es así como en el caso de Santo Tomás en Valdivia, desarrollamos un intenso trabajo con instituciones de Suiza y Francia, que permiten un fructífero intercambio estudiantil, especialmente en el área de la salud.

No obstante, con la aparición del Covid-19, y la crisis sanitaria a nivel mundial, la internacionalización de la educación y en lo específico, los procesos de intercambio estudiantil y de docente, en todo lo relativo a su movilidad fueron impactados fuertemente, efectos que se harán sentir no sólo en el ámbito formativo, sino también en lo económico, como es el caso de Australia que todos los años recibe a miles de estudiantes extranjeros.

Sin embargo, la internacionalización en educación superior no es solo movilidad, y tal como se indica desde El Foro de Educación Superior de Aequalis, en su boletín de junio,  tal parece que la pandemia ofrece una oportunidad para replantearnos estos procesos. En ese sentido, es importante tener claridad, que la internacionalización en educación superior se ha definido como «el proceso de integrar una dimensión internacional, intercultural y global a los objetivos, la enseñanza/aprendizaje, la investigación y las funciones de servicio de una universidad o sistema de educación superior».

Considerando lo indicado anteriormente, debemos señalar que ya en 2014, Jane Knight, especialista en este ámbito manifestaba que en 2025 la demanda de educación internacional iba a llegar a los 7,2 millones de estudiantes; siendo un aumento radical, respecto a los 1,2 millones del año 2000.

Esta cifra, da cuenta de este fenómeno en educación superior el cual es muy necesario, pero que en el marco de esta crisis nos permite realizar una reflexión, entendiendo que no todos los estudiantes tienen la posibilidad de vivir una experiencia de intercambio; y profundizar en lo que nos ofrece la tecnología a partir del contacto virtual con otras culturas y realidades.

Finalmente, debemos tener claro que una experiencia internacional en estudiantes de pregrado significa un giro en su trayectoria de vida, con efectos positivos hacia su entorno familiar y social. Pero lo que es más importante aún, repercute en el fortalecimiento de sus competencias profesionales y humanas.