La importancia del ejercicio físico en el adulto mayor

No todos seremos viejos, pues no todos viviremos hasta esa etapa de la vida, sin embargo la mejora en la calidad de vida, a causa de: los avances científicos, el aumento de la escolaridad, el acceso a la salud, el aumento en la conectividad y comunicaciones, también ha provocado un aumento significativo en las expectativas de vida a nivel global y local.

Existe un proceso distintivo de la etapa de Adulto Mayor: el envejecimiento, el cual es universal, progresivo, irreversible y heterogéneo e implica la incapacidad progresiva de adaptación al medio y a dar respuesta a este, esto debido a que  las funciones orgánicas comienzan a decaer, se produce un decrecimiento en la restitución de las células, por tanto de los tejidos y de los órganos.

El cerebro pierde neuronas en forma generalizada y paulatina, por ende las funciones cognitivas se ven disminuidas, todos estos procesos fisiológicos repercuten en las relaciones interpersonales y la participación social por afectar la comprensión y comunicación del adulto mayor respecto a su medio y del medio social respecto a este adulto mayor.

¿Cuándo comenzamos a envejecer?

A raíz de esta baja en la funcionalidad, la persona va perdiendo progresivamente y en distintos ritmos una de otra, la capacidad de adaptación a los requerimientos para vivir y sobrevivir.

De acuerdo a estudios del catedrático de Fisiología y Neurocientífico Francisco Mora de UCM (Universidad Computense de Madrid), desde un punto de vista biológico, se comienza a envejecer a partir de los 30 años, pues comienza el deterioro del programa genético. Así también, Jaime Miquel, ex director del Laboratorio de Envejecimiento de la NASA, sostiene que a esta edad comienza el cambio de la fisonomía, aumenta el peso, baja en el metabolismo y los niveles de ciertas hormonas, aparecen cambios en los patrones de sueño y se pierde memoria.

Se considera adulto mayor a una persona de 65 años y más en los países desarrollados y a partir de los 60 años en los países en desarrollo, estos parámetros son establecidos por la ONU, organización a la cual está adscrito nuestro país.

Respecto de la composición demográfica, esta ha ido cambiando en forma bastante acelerada, en la actualidad  las personas en Chile viven en promedio 10 años más que en 1920 (INE: “Adulto Mayor en Chile”. Enfoque estadístico. 2007).

Según estimaciones del INE (Instituto Nacional de Estadística):

“Chile aumentaría su Índice de Dependencia Demográfica (IDD) de 57,2% en el 2005 a 60,0% en el 2020”. La Araucanía 62,3% fue una de las regiones con mayor IDD en el 2005. Esta tendencia se mantendría en 2020 (64,1 y 63,3 respectivamente). La estimación al  2015 era que por cada 100 niños menores de 15 años, habría 103 adultos mayores». (INE: “Adulto Mayor en Chile”. Enfoque estadístico. 2007).

Lo expuesto significa, que vivimos,  en promedio, una década más que nuestros abuelos, por lo tanto requerimos de todos los servicios y atenciones del estado y la sociedad en su conjunto.

Es así, como a nivel mundial, los estados, consientes de este fenómeno demográfico de envejecimiento global, han comenzado a generar políticas de estado y programas de promoción en salud, lo cuales incluyen, dentro de sus estrategias, mejorar los hábitos de vida saludable y así prevenir ciertas enfermedades no transmisible – ENT- , dentro de las cuales podemos mencionar: la obesidad, diabetes e hipertensión arterial, las que van en aumento progresivo a nivel mundial, lamentablemente, en nuestro país se presentan con la misma tendencia.

Todo apunta, que en este siglo XXI la forma más eficiente de mejorar la calidad de vida es fomentar hábitos de vida saludable, dentro de los cuales el ejercicio físico es preponderante y de esta forma  disminuir las ENT.

El ejercicio físico entonces, se transforma en una herramienta eficiente y eficaz, pues los costos asociados son mucho menores  a los tratamientos médicos, y los resultados positivos, en términos fisiológicos se encuentran avalados en innumerables estudios científicos y especialistas en fisiología del ejercicio.

Consideraciones importantes sobre el ejercicio fìsico

Si bien existen recomendaciones generales avaladas por la OMS, las cuales señalan, que los adultos mayores deben caminar como mínimo tres veces a la semana durante 30 minutos. Por otra parte, existe una prevalencia de ENT, como lo son la diabetes tipo 2 y la hipertensión arterial en esta etapa de la vida, que esta misma organización recomienda a lo menos 150 minutos de ejercicio físico a la semana.

En el “Informe sobre la situación mundial de las enfermedades no transmisibles 2010” de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el plan de acción sugiere:

  • Entornos nutricionales saludables en las escuelas
  • Provisión de información y asesoramiento nutricional en la asistencia sanitaria
  • Directrices sobre la actividad física a nivel nacional
  • Programas escolares de actividad física para niños, dirigidos a los trabajadores para fomentar la actividad física y las dietas saludable y comunitarios para fomentar la actividad física y las dietas saludables
  • Diseño urbanístico favorable a la actividad física

Respecto al tipo de ejercicio, frecuencia e intensidad, lo ideal es que cada adulto mayor o grupo de adultos mayores, se dispusieran bajo la prescripción de un especialista, en este caso, un preparador físico, con los conocimientos científicos y práctica necesarios para llevar a cabo un plan de entrenamiento acorde al estado físico, etapa de desarrollo y condición de salud de cada individuo

¿Qué debe hacer este especialistas?

  • Realizar ficha (anamnesis) de la persona, las cual debe contener datos personales, establecer la frecuencia cardiaca máxima (2290-edad), la cual nos servirá para aplicar en diversas fórmulas de intensidad, como por ejemplo la de Karvonen, Antropometría (IMC: peso, talla. Porcentaje de grasa. Perímetro de cintura e ICC. Perímetros segmentos musculares).
  • Test de inicio de condición Física. Dependiendo del sujeto, y el objetivo de entrenamiento se eligen los adecuados. En el caso de adulto mayor, se debe establecer de inicio si existe algún grado de dependencia, para ello existen diversos test. También se debe aplicar una batería de test que midan la funcionalidad orgánica de la persona, para ello también existen diversas baterías validadas a nivel mundial.

Plan de entrenamiento

  • Debe ser paulatino y progresivo.
  • Estar atento a la frecuencia cardiaca del entrenado, pues esta indica en que zona se está trabajando (la intensidad), evitando alguna situación de riesgo, la cual podría derivar, dependiendo del caso, en un ICTUS (accidente cerebro vascular) o un infarto al miocardio, los cuales se podrían gatillar post ejercicio, si no existe este control.
  • Evaluaciones de proceso. Un buen entrenamiento, sistemático, de por lo menos tres veces a la semana, en alrededor de tres meses, debería comenzar con resultado positivos. Para ello el entrenador debe aplicar nuevamente los test de inicio, para comparar y verificar avances. Si no los hay, se debería cambiar el método de entrenamiento, en base a información científica vigente.

Para concluir, el ejercicio físico bien aplicado, sólo trae beneficios, tanto a nivel orgánico, propiamente tal, como a nivel cognitivo, emocional y social; mejorando la condición física del adulto mayor, por ende su calidad de vida, ya que mejora su salud y su autoestima, al disminuir la incidencia de dependencia y/o bajarla en el caso que haya y tener más participación social.

Todo esto conlleva un impacto social positivo, pues se disminuye el gasto estatal en salud y alarga el tiempo de autovalencia del individuo, por lo que esta población se transforma en  potencialmente activa, enriqueciendo con su experiencia a la sociedad en su totalidad, pudiendo aportar significativamente en distintas áreas del desarrollo país.