La educación en pandemia: Aprendiendo juntos familia y escuela

La emergencia sanitaria nos ha hecho vivir los peores escenarios: temor, pérdida de un ser querido, inseguridad, desesperanza; pero aun así hemos seguido adelante, pues en lo profundo de nuestros corazones sabemos que hemos crecido como personas, acompañándonos y apoyándonos unos a otros. El proceso formativo no es ajeno a ello, por eso las frases “todos podemos aprender” y “todos los días se aprende algo nuevo”, son una realidad como experiencia de vida que se hace aún más presente.

La rápida digitalización de la educación y la inequidad en el acceso y participación en ella, nos ha impulsado y desafiado como profesores (y como padres) a trabajar largas horas; diseñando, planificando, ejecutando y evaluando experiencias de aprendizaje innovadoras para responder a las necesidades de nuestros y nuestras estudiantes y alcanzar los objetivos propuestos. Y esto se debe a que amamos lo que hacemos.

Este proceso sería imposible sin las y los apoderados pues tienen mucho que compartir, hemos aprendido juntos y eso es parte de la belleza de la educación, sin importar si es presencial o digital. Y aunque difícil, es importante mantener una rutina organizada en casa considerando espacios de estudio y trabajo; mantener un contacto continuo con el establecimiento educacional, contar con apoyos, apoderados más cercanos en un grupo de WhatsApp para estar al día; demostrar interés en sus aprendizajes, responder dudas cuando se presenten, brindar espacios de diálogo donde compartir en familia; aprovechar momentos para juegos o actividades conjuntas.

Si bien, quizás no alcancemos todos los objetivos de aprendizaje, recordemos que “se aprende durante toda la vida y para toda la vida” y lo esencial es que lo intentamos juntos, aprendimos a “estar” y a apoyarnos, como legado para una sociedad más justa y acogedora.