La donación de órganos en la óptica del “capital social”
Chile ha realizado esfuerzos valiosos en el ámbito biomédico, legislativo y comunicacional, para aumentar la donación de órganos. Estas iniciativas se han centrado en el individuo, llamando a las personas a la donación. Sin embargo, el desafío trasciende las voluntades individuales, también responde al modelo de desarrollo por el cual Chile ha optado.
El Estado puede contrarrestar los efectos perversos de un determinado modelo a través del modo en que se vincula con la ciudadanía y fortalece su capital social, el que puede generar una gran influencia en la forma en que la sociedad se organiza para tomar decisiones respecto a temas colectivos, como es la donación de órganos.
Entendemos el capital social como “las características de la organización social, redes, normas y confianzas que facilitan la coordinación y cooperación para el beneficio mutuo” (Putnam), engloba las obligaciones morales y sociales, y dirige nuestra conducta altruista. Es contrario a una cultura individualista, en la que el beneficio de cada uno está por sobre el bienestar común. Recientes estudios (Ladin et al, 2015) han demostrado que los determinantes estructurales de la sociedad, incluyendo el capital social, explican más del 50% de las variaciones en donación de órganos en diferentes comunidades.
Una sociedad más justa, inclusiva y tolerante, en la que se entienda la salud como un derecho, que no promueva la “privatización” de la igualdad, permitirá que Chile avance con un paso más firme hacia las tasas de donación que aspiramos, esas de países más igualitarios.